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Reportaje:

Arañazos y pesares

Heridas, costras o dolores acosan al gato, animal de siete vidas, ganadas a pesar de rasguños, riñas y azares

Raro es el gato que en el transcurso de su vida no tiene problemas en las orejas, casi siempre como consecuencia de ataques de otros animales. La mayor parte de las veces esas heridas son visibles.Cuando se trata de heridas superficiales hay que proceder a lavar perfectamente la herida con alguna de las soluciones antibióticas que debe haber en un botiquín medianamente organizado. Tengamos en cuenta que la mayoría de las veces las heridas habrán sido causadas con las uñas de otros y que puede existir suciedad acumulada en las mismas. Por eso la recomendación de que la limpieza sea hecha en profundidad. Luego se aplicará una pomada cicatrizante, y tras unos días de reposo el animal debe estar en perfectas condiciones para intentar otras aventuras.

Cuando las heridas son más serias pueden interesar planos profundos del pabellón auditivo. Para quedarse tranquilos conviene acudir a la consulta de un especialista veterinario, porque puede ser necesario dar unos puntos de sutura a la herida. Conviene tener presente que, por lo general, desde que el accidente se produce hasta que nos damos cuenta del mismo puede que hayan transcurrido algunos días, y entonces es más que probable que se encuentre avanzado el proceso de cicatrización en falso, lo que propiciaría la formación de un absceso que habría que drenar para que todo quedase en perfectas condiciones.

También deberíamos prestar atención si un día, al acariciar al gato, notamos que de una de sus orejas. se desprende algo de calor y, sin embargo, al tocarlo, no demuestra que le estemos molestando. Otros motivos de alarma son los movimientos de cabeza lentos, como si temiese el dolor. En los dos casos los síntomas son de existencia de un hematoma. El hematoma es, para entendernos, una acumulación de sangre o de suero que separa el cartílago del pabellón de la oreja y la piel. Los motivos son muy diversos, y nunca hay que intentar pinchar ni extraer nada, porque podríamos dar lugar a una infección de cuidado. Lo mejor es aplicar una compresa fría y esperar un plazo breve. Si no conseguimos que desaparezca, el animal debe ser llevado al veterinario.

Ocurre a veces que en las orejas de nuestro gato advertimos unas costras de color gris o marrón. Generalmente, el animal también en esa circunstancia se muestra particularmente irritable y nervioso, rascándose casi de forma incesante. Prepárese, porque puede estar siendo atacado. por parásitos. Usted puede preparar una mezcla a partes iguales de agua y alcohol de 96º; empape en ella un algodón y frote durante algunos segundos. Si el algodón presenta un aspecto algo rojizo, las dudas deben desaparecer porque ha dado con la causa: las pulgas. El remedio, afortunadamente, es bastante simple y consiste en adquirir en la tienda especializada alguno de los productos adecuados para combatir los parásitos. Pero debo advertirle un par de cosas. Primeramente lea cuidadosamente las instrucciones de aplicación, que vendrán dadas en el envase o en el folleto que lo acompaña. Los fabricantes gastan mucho dinero experimentando para poder ofrecer garantías, por eso, cuando aconsejan sobre dosificaciones o frecuencias de aplicación lo hacen con pleno conocimiento. Segundo, no se las quiera dar de avisado utilizando un producto de los que tiene en casa. Puede ser bueno para desparasitar las alfombras, pero no para los animales. No utilice nunca para estos menesteres fórmulas en las que se incluya el DDT, porque su toxicidad es extremada.

La tranquilidad y felicidad de su gato bien merece estas pocas molestias.

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