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La Administración de EE UU aprueba el acuerdo entre General Motors y Toyota

La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos aprobó el jueves, de forma provisional, el acuerdo entre la empresa norteamericana General Motors y la japonesa Toyota para la fabricación conjunta de un nuevo modelo utilitario en Norteamérica.La comisión comercial estadounidense aceptó provisionalmente, por tres votos contra dos, el acuerdo jurídico firmado anteayer por representantes de General Motors y Toyota, que limita el alcance de su proyecto conjunto para no violar las leyes antitruste norteamericanas. Estas restricciones limitan los intercambios de información entre las dos firmas a la necesaria para la producción conjunta del modelo. También limitan a 12 años la duración del proyecto y a 200.000 unidades anuales los vehículos fabricados.

Las limitaciones no han satisfecho a los fabricantes de automóviles, quienes estiman que el proyecto va en contra de las leyes antitruste. Así, el presidente de Chrysler, Lee Iacocca, denunció a la comisión por "dejar que las dos compañías automovilísticas más fuertes del mundo monopolicen el mercado de los pequeños coches utilitarios".

El proyecto para la fabricación en Estados Unidos de un modelo utilitario fue anunciado el pasado mes de febrero. La producción se iniciará en 1984, en una factoría de General Motors situada en Fremont (California). Toyota se encargará de la gestión y del diseño del motor e invertirá 150 millones de dólares en el proyecto. General Motors, por su parte, aportará la mano de obra, el diseño de la carrocería y fondos en metálico, así como la planta de Fremont, en la que ya ha realizado una inversión de 90 millones de dólares en obras de modernización.

Según estiman medios especializados, la decisión de la Comisión Federal de Comercio no hamodificado solamente la aplicación de la legislación antitrust, sino que tendrá influencia en el futuro de toda la industria automovilística mundial. Los fabricantes de automóviles -tanto norteamericanos como europeos- habían anunciado hace meses que si este acuerdo entraba en vigor se verían obligados a revisar su estrategia de cara a emprender otros acuerdos similares de cooperación. Una evolución en este sentido llevaría inevitablemente a una situación en la que, en pocos años, sólo quedarían algunos enormes grupos multinacionales.

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