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Dos terroristas disfrazados de agentes municipales asesinan a un policía nacional en San Sebastián

JOSÉ LUIS BARBERÍA, Dos individuos disfrazados de policías municipales asesinaron ayer, a las 11.45 horas, al policía nacional Eduardo Navarro, e hirieron de gravedad a un segundo agente, Clemente Medina. Ambos pertenecían a la compañía de reserva de Valencia, destinada en el País Vasco desde hace dos semanas, y en el momento de ser atacados paseaban a pie por el Bulevar donostiarra, una zona céntrica de San Sebastián, cumplimentando un servicio rutinario de vigilancia ciudadana.

Los terroristas huyeron con celeridad en un coche de la policía municipal de San Sebastián, haciendo sonar la sirena del vehículo para salvar los obstáculos del tráfico y burlar los controles policiales que cerraron minutos después la ciudad.Previamente, el comando terrorista había reducido a dos policías municipales que se desplazaron en su vehículo a la zona del tiro de pichón, en el monte Ulía, atendiendo a una llamada recibida en la inspección municipal, en la que se indicaba que un hombre desnudo se encontraba en ese lugar.

Los dos guardias municipales, que iban desarmados, fueron encañonados, reducidos y atados a unos árboles, y a continuación los terroristas se apoderaron de las chaquetas y de las gorras de los uniformes y del vehículo municipal, un Seat 1430 blanco, matrícula SS-4699-C, que fue localizado tras el atentado en la calle de la Salud, en el barrio de Amara. La policía ha descubierto en el vehículos dos armas cortas, al parecer, las mismas utilizadas en el atentado.

Testigos del asesinato han manifestado que los dos falsos agentes municipales descendieron del vehículo y se colocaron tras sus víctimas disparándoles desde muy cerca a la cabeza. Eduardo Navarro y Clemente Medina, cayeron fulminados sobre la acera, mientras sus asesinos huían, pistola en mano, hasta alcanzar el coche robado a la policía municipal.

Una de las balas rozó en un hombro a un vecino de San Sebastián, Presencio Martínez Lecumberri, y al menos tres personas sufrieron crisis nerviosas y hubieron de ser asistidas en centros sanitarios.

Un policía nacional, compañero de servicio de las víctimas, salió en persecución de los terroristas gritando hijoputas, y disparando su arma en dirección al coche de la policía municipal.

Desconcertados

Por el contrario, y según testigos, varios policías más, miembros de la dotación de' una furgoneta aparcada junto a la puerta del mercado de La Brecha, a 30 metros del lugar del asesinato, aunque fuera del ángulo de visión de ese punto, no reaccionaron hasta mucho más tarde, y cuando lo hicieron, uno o dos minutos, dieron muestras de sentirse sumamente desconcertados.

El atentado se produjo a la puerta del comercio Sederías de Oriente, cuyas empleadas intentaron evitar que los policías se desangraran, taponando con toallas sus heridas.

Una de estas empleadas relató así el suceso: "Oímos varios disparos, cuatro o cinco, y al mirar al ventanal vimos caer a los policías que habían estado paseando por, delante del comercio. Un hombre que tenía rasgada la gabardina y la cazadora en el hombro, porque le había rozado una bala, vino a refugiarse en la tienda, y también un matrimonio en plena crisis nerviosa. Al poco rato salimos a ver a los heridos, y era horrible".

"Uno de los heridos", prosigue la vendedora, "pobrecito, sangraba por la boca, las orejas y los ojos, y no se movía, no decía nada. El otro intentó levantarse, pero volvió a caerse; había ya un gran charco de sangre y nosotras trajimos toallas para cortar las hemorragias. Uno de ellos se metía la mano en la boca, porque por lo visto la bala le había atravesado el paladar. Enseguida, llegó un chico joven que dijo que era médico, y nos ordenó que no moviéramos a uno de los heridos, al que parecía estar peor. Luego vinieron más policías, pero la ambulancia no apareció hasta mucho después".

Eduardo Navarro falleció poco después a consecuencia del balazo que recibió en la nuca, y su compañero permanece en grave estado. La bala penetró en su región cervical, y salió por la boca. El charco de sangre que indicaba el punto del atentado, fue cubierto con serrín poco después, y decenas de personas se agolpaban en el lugar comentando las características de este atentado, perpetrado ante decenas de testigos y a pocos metros donde se sitúan las paradas de autobuses urbanos.

Funerales

El herido leve por la rozadura de una bala fue asistido en la Casa de Socorro, y posteriormente trasladado a su domicilio, al igual que las personas que sufrieron ataques de nervios a la vista del aspecto de los heridos.

Los funerales se celebrarán hoy en San Sebastián, en la iglesia del Buen Pastor, con asistencia del ministro del Interior, José Barrionuevo.

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