Los suizos rechazan una flexibilización de las leyes para obtener la nacionalidad

Con un índice de participación próximo al 40%, el electorado suizo rechazó ayer una enmienda constitucional que pretendía facilitar la naturalización de los jóvenes extranjeros, los refugiados políticos y los apátridas. El texto, que afectaba directamente a unos 300.000 hijos de emigrantes -de los cuales 25.000 son españoles- obtuvo solo 644.537 votos a favor (44,8%) y 793.045 en contra (55,2%).El segundo proyecto, cuyo objetivo era equiparar en derechos al hombre y a la mujer, simplificando los procedimientos para adquirir la ciudadanía helvética por matrimonio, adopción o filiación, logró, en cambio, un amplio respaldo popular: 60,8% de los sufragios a favor y 39,2% en contra.

El rechazo del primer proyecto supone que los hijos de los emigrantes, a pesar de haber frecuentado las mismas escuelas que los suizos, hablar su mismo idioma, estar perfectamente integrados y haber incluso nacido en el país, seguirán enfrentados a los inconvenientes y dificultades de antaño para obtener la nacionalidad suiza. Esas trabas podrían sintetizarse así: una larga espera y un complejísimo papeleo, 12 años de residencia en el país y sendos certificados, uno "de buena reputación y otro de haberse adaptado a la vida y costumbres del país..." y luego, una cierta suma que suele estar en relación con los ingresos familiares por "el nuevo estatuto".

Los refugiados políticos y los apátridas (unos 30.000) tampoco han conseguido luz verde, ni siquiera por razones humanitarias, para integrarse más rápidamente en la comunidad helvética, tanto en el plano socioeconómico como en el cultural y el político.

El referendum simplifica, en cambio, los procedimientos para obtener la nacionalidad suiza por matrimonio y transmitirla a los hijos.