Comerciantes de Málaga denuncian competencia ilegal de más de 500 'pisos-tienda' clandestinos
Los comerciantes malagueños han denunciado la proliferación de tiendas clandestinas en casas particulares, en su mayoría de familias acomodadas de la ciudad. Aunque el fenómeno no es nuevo (comenzó hace unos tres años), es ahora cuando, con más de 500 pisos-tienda, ha alcanzado la categoría suficiente como para convertirse en una dura competencia para los comercios legalmente establecidos. La amistad, los lazos familiares, los precios y la exclusividad de los artículos, son los argumentos que las señoras-tenderas utilizan para la venta.
La Asociación de Comercio Textil, que agrupa a unos 4.500 comerciantes en toda la provincia es la que ha salido al paso de ese negocio subterráneo. El descenso de ventas en el centro de la capital, derivado de la crisis y de una infraestructura anquilosada, ha recrudecido la protesta. A ello se une el hecho de que la mayor parte de estas tiendas estén regentadas por mujeres de las clases sociales más altas, "que sus maridos ganan muy buenos sueldos y no lo necesitan para comer".Mientras en los últimos dos años se han perdido en Málaga unos 6.000 puestos de trabajo para dependientes, y los comerciantes critican la presión fiscal, para estos negocios todo son ganancias.
Los artículos más comunes en las tiendas clandestinas son los de confección -vestidos de mujer y de niños-, joyería, pieles y, en último lugar, el calzado. Si bien al principio la mayoría de los proveedores era de otras ciudades, ahora, con la proliferación de almacenes de venta al por mayor, los artículos se compran en la propia ciudad. Sin embargo, algunas de estas tiendas se abastecen todavía de lujosas boutiques que familiares o amigos tienen en otras capitales o en núcleos turísticos de la Costa del sol.
El presidente de la citada asociación de comerciantes, José Sánchez Rosso, asegura que los precios de las tiendas clandestinas no son más bajos que los de los comercios normales. "Generalmente, estas señoras atraen a la clientela diciéndole que los precios son más bajos y que los vestidos son exclusivos, pero eso no es cierto; tanto es que se da el caso de que el mismo vestido está más barato en el escaparate de una tienda del centro".
La actitud de los comerciantes sobre las tiendas clandestinas no es simplemente pedir que éstas se cierren. "Como partidarios y defensores del mercado libre que somos", dice Sánchez Rosso, "aceptamos su actividad siempre y cuando paguen los impuestos y las cargas del comercio normal".
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