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Gaston Thorn cree que España y Portugal deberán entrar de forma simultánea en la CEE el 1 de enero de 1986

Andrés Ortega

Bruselas El presidente de la Comisión Europea, Gaston Thorn, considera la fecha del 1 de enero de 1986 para la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea como un "objetivo razonable" y se pronuncia por la simultaneidad de los ingresos de España y Portugal. En sendas misivas, ultima las el domingo, Thorn contesta a las cartas enviadas por el presidente del Gobierno español, Felipe González, y por el primer ministro portugués, Mario Soares, a los jetes de Estado y de Gobierno de los diez y a la Comisión. Thorn no contestaba a la petición de Felipe Clonzález de concluir las negociaciones en el curso del año 1984.

En su breve respuesta a González, Thorn recoge la tesis de la cumbre europea de Stuttgart, en junio, según la cual el objetivo es que las negociaciones de adhesión se concluyan de modo que los tratados pertinentes puedan ser sometidos a ratificación en el momento en que sean presentadas las decisiones sobre la financiación futura de la Comunidad. Por ello, indica Thorn, según la versión dada por fuentes comunitarias, la fecha de ingreso que pide Madrid parece "un objetivo razonable".Thorn señala que la reactivación de la construcción europea pasa por la solución de los problemas actuales y por la ampliación de la Comunidad, añadiendo que la Comisión se esfuerza para que la cumbre de Atenas pueda tomar las decisiones necesarias para que las negociaciones de adhesión con España puedan ser intensificadas.

Por otra parte, en su más larga misiva a Soares (en razón de la complicación del caso), Thorn se pronuncia por una adhesión simultánea de España y Portugal, que entrará en vigor el uno de enero de 1986. Thorn señala que justamente con la perspectiva de esta fecha parece difícil contemplar que se pueda firmar anticipada y aisladamente con Portugal un tratado de adhesión final y completo, ya que tal tratado ha de contener precisamente las modalidades transitorias de las relaciones entre España y Portugal, por lo que no podría quedar definitivamente ultimado hasta que fueran concluidas las negociaciones con ambos países. Thorn deja, sin embargo, abierta una puerta simbólica, por la cual podría entrar algún tipo de firma de tratado de la CEE con Portugal, a la espera de que fuesen terminados los instrumentos formales de la adhesión simultánea.

Por otra parte, ayer los ministros de Asuntos Exteriores y de Finanzas de la CEE, reunidos en consejo especial, intentaron despejar las opciones básicas sobre las que habrán de decidir los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de Atenas. El francés Claude Cheysson afirmó que "no es pesimista", pensando que "un fracaso de Atenas llevaría en pocas semanas a la CEE a una situación incontrolable" de falta de fondos.

Divergencias

Los ministros debatieron de nuevo la reforma de la política agrícola comunitaria (PAC), en tomo a la cual aún existen divergencias fundamentales, y anoche debían abordar la cuestión financiera y el problema de la contribución neta británica al presupuesto comunitario. Cheysson, hablando sobre la posibilidad de una fecha para el ingreso de España y Portugal en el comunicado final de Atenas, manifestó quedarse con la fórmula de Stuttgart, pues "no veo cómo se pueden tratar los distintos temas de la ampliación, si no se sabe en qué se ha convertido la Comunidad", mostrándose partidario de un enfoque funcional en vez de fijar fechas.

Pero algunos países como Dinamarca, la República Federal de Alemania y el Reino Unido ligan el acuerdo sobre un aumento de los recursos propios financieros de la CEE a una decisión sobre la ampliación del Mercado Común. Es pues el huevo y la gallina. Esta es una negociación global en la que todo está ligado. Todo, la PAC, la leche, las nuevas políticas, los montantes compensatorios monetarios, la política comercial hacia EE UU, etcétera.

La presidencia griega de la CEE decidió por otra parte, proponer la meta del verano de 1984 para el término de las negociaciones con España, y la RFA, el Reino Unido e Italia apoyan esta postura sumamente condicionada, pues como señaló Grígoris Varfis, presidente de este consejo especial, "hay consenso generalizado sobre la fecha del -1 dé enero de 1986 para el ingreso de España, pero a condición de que funcionen las otras cosas", es decir, que haya un acuerdo global sobre la reforma interna de la CEE.

Por último, Mario Soares regresó el domingo a Lisboa procedente de Bruselas y París, "prudentemente optimista" en relación a las posibilidades de adhesión de Portugal y España a la CEE.

Soares atribuyó la mayor ¡mportancia a la toma de posición del jefe de Estado francés, Frangois Mitterrand, cuando afirmó que "Portugal y España tenían derecho a una respuesta definitiva dentro del plazo de uno o dos meses", informa

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