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Antonio Ibarrondo

director de la Banda Municipal de Bilbao, no salía ayer de su asombro, ante la entusiástica y prolongada ovación que le tributó el numeroso público concentrado frente al quiosco M paseo del Arenal, al finalizar la interpretación de la última de las obras del programa, de la que es autor. Entre el inicio de la interpretación y el momento en que el director se volvió para recibir el habitual aplauso de despedida, la escasa decena de personas que constituía la audiencia del concierto en la lluviosa mañana se vio engrosada por los asistentes a una concentración contra la intervención norteamericana en Centroamérica, que fue prohibida. Ibarrondo tuvo que saludar reiteradamente, entre encantado. y mosqueado, en respuesta a la mayor ovación recibida en su vida, protagonizada por unos asistentes que lo que realmente hacían era desfogarse de la prohibición de manifestarse, vigilados de cerca por la Policía Nacional.

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