_
_
_
_
RELIGIÓN

El general de los jesuitas afirma que no cerrará las 'ventanas' que abrió Arrupe

Juan Arias

El nuevo propósito general de los jesuítas, Peter Hans Kolvenbach, dijo ayer en su primera conferencia de Prensa con periodistas internacionales que no piensa cerrar las "ventanas abiertas" por su antecesor, Pedro Arrupe; y expresó su convicción de que los miembros de la última congregación general que le eligieron en el primer escrutinio estaban convencidos de que "el rumbo inspirado por el padre Arrupe iba ciertamente en dirección justa".

Hasta ayer, el nuevo prepósito general de los jesuitas, un holandés-libanés de 54 años, no había concedido ninguna entre vista. Y la conferencia de Prensa, internacional por voluntad suya, se celebró en la sala de la congregación general. Estaba todavía allí la gran pantalla luminosa usada para las votaciones, con el placet y el non placet.

Proverbio japonés

La impresión que causó su persona fue altamente positiva, sobre todo en los ambientes más progresistas. Gustó su serenidad, su sentido del humor, su falta de dramatismo y su capacidad oriental para echar fuera algunos balones de la Prensa. Cuando alguien le preguntó si es verdad que el Opus Dei es para Juan Pablo II el niño preferido, mientras que los jesuitas son el niño rebelde, el nuevo superior general pasó enseguida el micrófono al asistente general italiano, padre Giuseppe Pittau, considerado en su momento el candidato del Papa para el máximo cargo de los jesuitas y dejado enja cuneta por la congregación general, que no le eligió.El padre Pittau respondió que la pregunta le recordaba un proverbio japonés según el cual "los niños caprichosos son los más amados", y añadió que, de cualquier modo, los jesuitas no son toda la Iglesia y que en ella cada institución tiene su papel propio. El padre general, sonriendo, puntualizó: "Esta vez hay un acuerdo total mío con el padre Pittau". En la conferencia de Prensa estuvieron también presentes algunos de los nuevos asistentes generales: además de Pittau, el belga Simón Decloux, el chileno Juan Ochagavía y el norteamericano John O'Callaghan.

El nuevo prepósito general aseguró que no va a dar directrices para los jesuitas de América Central, "porque", afirmó, no se debe generalizar y hay que estudiar despacio todas las circunstancias". Sobre el dilema fe y compromiso social fue también muy explícito: en el campo teórico, dijo, habrá que profundizar mejor desde la teología qué significa justicia, porque es "una palabra demasiado rica para no ser ambigua". "Pero en el campo concreto es evidente", añadió, "que fe y compromiso social son inseparables". Y recordó que el mismo Juan Pablo II les ha dicho a los religiosos que deben anunciar el Evangelio "a un mundo que sufre hambre y privaciones".

Comentó que no siempre es fácil saber dónde termina la fe y dónde empieza el compromiso social. Y para probarlo contó que, hace sólo unos días, dos jesuitas en El Salvador fueron objeto de un duro registro por parte de la policía, que les acusaba de esconder armas. "Las armas", dijo el padre Kolvenbach, "no las encontraron porque no las tenían.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_