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De trámite, pero a la baja

Sesiones bursátiles de trámite, eso sí, a la baja, las que se sucedieron ayer, donde la práctica totalidad de los valores más representativos del mercado contaban con una oferta manifiesta, mientras que, lo que posiblemente es más importante, los compradores habían decidido tomarse vacaciones y no figuraban en las listas del haber de los operadores. La traducción probablemente más exacta de estas primeras impresiones tomadas a pie de los corros pueda ser el hecho de que los inversores institucionales no se decidían a tomar más títulos de los que ya figuran en sus carteras, mientras que la barandilla, es decir, los inversores a muy corto plazo, ofrecían su papel ante la hipótesis de que la evolución alcista del mercado sufra un parón más o menos dilatado.Bancos, eléctricas, alimentación y siderúrgicas, los grupos que de alguna forma habían venido sustentado la evolución alcista del mercado en las reuniones anteriores, reflejaban pérdidas de diversa consideración en sus válores más significativos. Estas pérdidas con alguna que otra excepción más o menos notable, resultaban de consideración discreta y afectaban a la mayor parte de los títulos que se negociaban.

Aparentemente la polémica en la que se debaten los responsables de las grandes carteras institucionales se refiere a las posibilidades que presenta el mercado de inversiones en unos momentos en los que las impresiones primarias resultan favorables, por cuanto se preve una relativa baja a medio plazo en los tipos de interés del mercado interno, junto con medidas que de alguna forma puedan incentivar la inversión en capitales estables en las empresas para lograr el objetivo fijado por el Gobierno de incrementar el índice de formación bruta de capitales.

Frente a esto, y en sentido negativo, juegan los rumores sobre posibles ajustes en los tipos y condiciones de emisión de las deudas del Estado, tanto a corto como a medio plazo, que puedan producirse para paliar los efectos negativos en el déficit público de los crecimientos de los saldos deudores por efecto estrictamente financiero. Junto a ello también estiman la reacciones que puedan derivarse de los retoques en los coeficientes de la banca, el tratamiento al viejo tema de las autocarteras del sector, e incluso a la financiación, y sus, canales, de las empresas eléctricas.

Evidentemente estos son los dos sectores punteros del mercado de valores, y las incógnitas que sobre ellos planean, retraen de forma determinante las decisiones inversorals que pudieran platearse.

Pero volviendo a los hechos que ayer se sucedieron en los mercados de valores, hay que referirse, casi por obligación, al comportamiento de El Águila, uno de los grandes centros de atención de los inversores en las últimas reuniones. Este valor en el mercado madrileño comenzó marcando cambio al 175% para cerrar al 169%. El tomador inicial, según la mayor parte de los testimonios, parecía ser la entidad que está llevando a cabo las gestiones para conseguir un acuerdo con hipotéticos compradores de activos, que permitan sanear el abultado pasivo de esta compañía. El 175%, antes citado, resultó a ojos de los especialistas un cambio casi forzado, y en sus comentarios se remitían a el Banco Hispano Amencano como una de las últimas fuentes en cuanto a nivel de conocimiento de las negociaciones en curso, a la vez que insistían en la conveniencia de preguntar a Banesto qué era lo que sabía de esas maravillas que se anuncian para la sociedad.

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