Industria estudia la creación de un mecanismo de ayuda a las empresas eléctricas con dificultades financieras
El Ministerio de Industria y Energía se encuentra estudiando la creación de un mecanismo de asistencia financiera de emergencia para aquellas empresas eléctricas que puedan verse en dificultades en un futuro próximo como resultado de una política de endeudamiento, que el equipo técnico ministerial ha llegado a calificar en alguna ocasión de dudoso y arriesgado rigor empresarial. La intención gubernamental es que el nuevo sistema quede listo y completado en el curso de los próximos dos o tres meses, período previsible en el que podrían saltar a la luz los serios problemas que alguna sociedad éstaría atravesando, en parte como consecuencia del virtual colapso que se ha producido en algunos de sus mecanismos tradicionales de financiación tras; la apertura del proceso negociador para su reordenación.
La creación de este sistema de asistencia extraordinaria a las empresas ha sido planteada a las comisiones mixtas (ministerioempresas) que estudian la reordenación del sector, en dos ocasiones por lo menos, por parte del equipo ministerial. La última Vez que este tema pudo salir a discusión, aunque sin entrar en detalles, fue en la reunión que hace dos semanas celebró la comisión de financiación en la sede del ministerio. Al parecer, la idea está todavía en una fase muy embrionaria, según apuntan las fuentes consultadas por este periódico.Para algunas, el mecanismo de asistencia sería algo en concepto y funcionamiento muy similar al llamado Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) que existe ya en el sector financiero. De seguirse ese modelo se trataría de un organismo compuesto por alguria entidad pública y por lass propias empresas, y que conllevaría la asistencia financiera a las sociedades en dificultades por medio de ayudas económicas de carácter y condiciones extraordinarias. Tanto el Estado como las empresas estarían forzadas a aportar fondos para su creación, previsiblemente al 50%.
Otras fuentes apuntan, sin embargo, que el único mecanismo, por llamarlo de alguna manera, que se ha planteado en alguna ocasión en las negociaciones es el establecimiento de un sistema de igualación o equiparación de resultados entre las distintas compañías. Es decir, un mecanismo de ayuda mutua, vía cuenta de resultados, que sería creado por las propias empresas, en términos muy parecidos en concepto y funcionamiento al que ya existe para compensar costes variables de las compañías.
Créditos detenidos
Responsables de las empresas y de sus órganos de representación, al ser consultados sobre el tema, opinan que la creación de un mecanismo de este tipo podría ser interpretado como una nacionalización encubierta de las empresas en dificultades. De tratarse de la primera de las posibilidades, las mismas fuentes opinan que se trataría de una imposición extrema innecesaria, ya que los supuestos problemas financieros podrían resolverse de una manera menos dramática.
La reacción ante la segunda posibilidad es muy diferente, aunque se apunta que "en el hipotético caso de que alguna sociedad corra riesgos serios de este tipo, no existiría ningún problema para que se instrumentasen los medios necesarios para acudir en su ayuda sin tener que recurrir a la ayuda institucional del Estado".
Detrás de esta incipiente polémica, sin embargo, se esconden diferencias de opiniones mucho más profundas y que atañen, fundamentalmente, al origen o causa inicial de los aparentes problemas financieros.
Para el ministerio, la existencia de empresas con dificultades es un hecho cierto y admitido por el propio sector ("los datos de dos billones de endeudamiento son suyos") mientras que en las empresas se opina que muchos problemas financieros no existirían si algunas de las iniciativas ministeriales, concretamente el parón nuclear, no se hubieran adoptado.
Los problemas financieros, en cualquier caso, son un hecho admitido por todos, y en su solución se estarían haciendo esfuerzos productivos por ambas partes. La congelación de un crédito en divisas, con destino a la financiación de las obras de una central nuclear y en el que la entidad norteamericana Wells Fargo actuaba como agente, fue quizá el detonante de una actitud pública de la banca que se hizo patente poco después que el ministro de Industria, Carlos Solchaga, anunciara la moratoria nuclear. La cola de banqueros internacionales ante el Ministerio de Industria y Unidad Eléctrica (Unesa) para pedir explicaciones sobre el alcance del parón ha sido puesta de manifiesto por ambas partes.
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