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Todo, excepto el hecho de compartir el mismo espacio físico, separa a las dos comunidades que viven en Chipre

Antonio Caño

Excepto el hecho de compartir el mismo espacio físico (los 9.300 kilómetros cuadrados de la isla), casi todo separa a turco-chipriotas y greco-chipriotas. Los primeros hablan turco; los segundos, griego; no existe ninguna lengua común y la herencia idiomática británica no ha lo sido suficientemente implantada. Los turcos son musulmanes; los griegos, cristianos. Los primeros tienen la bandera turca; los segundos llevan en el corazón la griega, aunque en sus edificios ondee una enseña chipriota. El resultado es que no existe un nacionalismo chipriota en esa isla, sino un nacionalismo turco y otro griego.

ENVIADO ESPECIALDesde el lado turco la solución a este problema está muy clara: una federación de dos Estados completamente independientes, que se pongan de acuerdo para planificar la economía de la isla y la política exterior.

Los turco-chipriotas no hacen ningún esfuerzo para disimular su vinculación turca. Por el contrario, hablan con orgullo de su tradición y veneran como propia la figura de Kenan Ataturk, el creador de la nación turca.

Los turcos no se pusieron de acuerdo con los griegos en Chipre ni tan siquiera para echar a los colonizadores ingleses, que se enfrentaron exclusivamente a las acciones guerrilleras de los greco-chipriotas.

Después de la independencia, alcanzada en 1960 con la aprobación de Ankara y Atenas, se vivieron tres años de paz. En 1963, sin embargo, presionado por los grupos partidarios de la enosis (unión) con Grecia, Makarios propuso la refórma de la Constitución, incluyendo cambios que favorecían a los griegos. El grupo fascista Eoka-B -violento defensor de la enosis- desata en ese mismo año una campaña de atentados, en la que son asesinados 300 turco-chipriotas. La llegada de 7.000 soldados de las Naciones Unidas, en 1964, consigue frenar los enfrentamientos sólo durante unos meses, hasta que los turcos, en una acción de revancha, se cobran la vida de un centenar de griegos.

Desde entonces hasta 1974 se desarrollan negociaciones que sólo conseguía mantener abiertas la presencia en ellas del arzobispo Makarios; para ese mismo año, el líder chipriota deja de ser válido para un puñado de coroneles que se habían hecho con el poder en Atenas. Makarios es derrocado por la guardia griega y el régimen militar coloca en Nicosia a una marioneta fascista, el líder del Eoka-B, Nicos Simpson, que después de algunos meses en el poder tuvo que huir a París, donde reside actualmente.

Turquía encuentra en ese momento la oportunidad única para llevar a sus tropas a Chipre. Treinta mil soldados turcos de sembarcan en la isla en julio de 1974 para respaldar a su comuni dad chipriota. Los tanques turcos avanzaron, el 14 de agosto de 1974, hacia el sur, hasta establecerse, después de un alto el fuego, la actual línea de demarcación. El balance de ese sangriento 1974 ronda los 4.000 muertos.

La audacia de Denktash

Los acontecimientos de 1974 supusieron también el establecimiento de cada uno de los chipriotas en el territorio de la comunidad a la que pertenecía. 300.000 personas, la mitad de la población de la isla, fue movilizada. 200.000 griegos tuvieron que huir del norte y albergarse en campos de refugiados al sur, en Larnaca y Limasol. 100.000 turcos dejaron sus hogares para recorrer el camino a la inversa. Una división que, en muchos casos, resulta artificial.La partición de la isla la presencia en la línea divisoria de 2.350 soldados de las Naciones Unidas y el respaldo de las tropas turcas que quedaron estacionadas en Chipre -alrededor de 20.000 hombres- permitió al líder de la comunidad turco-chipriota, Rauf Denktash, lanzarse a una política audaz. Declaró en 1975 un Estado federado, únicamente reconocido por Turquía, y se puso a traba ar por la independencia. La mediación entre las dos comunidades del secretario general de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim primero y Javier Pérez de Cuéllar después, las sucesivas propuestas de uno y de otro no evitaron que el 15 de noviembre último la República Turca de Chipre del Norte se declarase como independiente.

Los turco-chipriotas están dispuestos a negociar sobre la base de la Contitución que tuvo Chipre en 1960, que concedía a los turcos una representación del 30% en el Gobierno y el 40% en las Fuerzas Armadas. Ésa es, sin embargo, una representación desproporcionada si se tiene en cuenta que la población turca constituye aproximadamente el 25% del total de la isla.

No obstante, en 1977 se estaba en el camino de hacer una Constitución al gusto de todos, gracias a las conversaciones entre Makarios y Denktash, que nuncavieron el final por la muerte, ese mismo año, del líder religioso. Su sucesor, el actual presidente, Spyros Kyprianu, las reanudó sin ningún éxito.

Los turco-chipriotas siempre se han considerado ciudadanos de segunda clase. Según los datos explicados al enviado especial de EL PAIS por el ministro de Industria y Cooperación, Ismet Koak, de los 1.000 millones de dólares de ayuda económica y créditos que Chipre ha recibido en los últimos siete años, sólo 25 millones han llegado a manos turco-chipriotas.

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