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El aumento de las tarifas eléctricas producirá un descenso en el consumo equivalente a una central nuclear y media

Andreu Missé

La racionalización del consumo eléctrico que se espera conseguir con los principios de interrumpibilidad y estacionalidad, establecidos en el nuevo modelo de tarifas eléctricas, puede suponer una reducción de la demanda de Potencia energética comprendida entre los 500 y 600 megavatios, según estimaciones de la propia Administración. Expertos del sector químico productor de clorososa y derivados clorados, que consume gran cantidad de electricidad, por utilizar procesos electrolíticos, han concluido resultados más optimistas afirmando que la reducción en la demanda de potencia instalada puede ascender a 1.500 megavatios, es decir, el equivalente a una central nuclear y media de las de la segunda generación.

El fundamento de estos resultados es consecuencia del análisis que han realizado estos expertos en la curva anual de demanda de potencia eléctrica, en la que se refleja que la demanda extraordinaria de potencia solamente se produce durante una punta de 200 horas al año. Para hacer frente a la demanda específica de estas horas punta se precisan varias centrales térmicas auxiliares, cuya energía producida resulta costosísima, tanto por el precio del combustible como por la escasa rentabilidad de la inversión, debido a las pocas horas de funcionamiento.Con la estacionalidad (primas a los industriales que trasladen su consumo a las épocas de menos actividad) y la interrumpibilidad (primas a los usuarios que estén dispuestos a reducir la demanda energética cuando se lo soliciten las compañías eléctricas) se pretende eliminar esta punta de 200 horas anuales de máxima demanda y cuyo mantenimiento distorsiona el conjunto de los precios por su elevado costo. La posibilidad de eliminar estas puntas es relativamente factible si se tiene en cuenta que suelen tener una duración de cuatro a cinco horas diarias como máximo y se hallan concentradas en los meses de diciembre, enero y febrero.

El objetivo que se persigue con los descuentos tarifarios por aplicación de la interrumpibilidad y la estacionalidad es trasladar la producción industrial a horas de menor consumo. Al ser la eléctrica una energía no almacenable, no queda otro recurso que el adecuar el consumo de los procesos industriales a la capacidad de producción energética más económica, en concreto la hidráulica y la nuclear. Sin embargo, no todas las industrias podrán beneficiarse e los dos principios. Así, los dfabricantes de cloro tienen dificultades para aplicar la estacionalidad porque el producto final es un gas difícil de almacenar.

15.000 millones de ahorro

A modo de ejemplo, los expertos señalan que mediante la estacionalidad se puede sustituir el kilovatio/hora térmico, con un coste, sólo de combustible, de 6,50 pesetas, por otro generado con carbón o con la energía nuclear de las centrales ya instaladas, a un coste de combustible de cuatro pesetas el kilovatio/hora de carbón y de una peseta el kilovatio/hora nuclear.Asimismo, con la aplicación del sistema de interrumpibilidad las compañías eléctricas pueden dejar de invertir en la construcción de nuevas centrales nucleares, ya que, si en un momento determinado tienen problemas de potencia, pueden resolverlos suministrando menos energía, o incluso desconectando de la red a los abonados con los que hayan establecido este tipo de acuerdos, lo que se traduce en importantes reducciones de la inversión.

Los mismos técnicos indican que el ahorro que se puede conseguir haciendo innecesaria la instalación 1.000 megavatios se puede cuantificar en 100.000 millones de pesetas, tomando como referencia que el coste de inversión para producir un kilovatio es de 100.000 pesetas.

Los criterios de interrumpibilidad y estacionalidad y otros similares se vienen empleando en Francia desde hace varios años con notorio éxito. Ello ha permitido situar el precio de la energía francesa de la alta tensión, es decir, la que utiliza la gran industria, un 40% por debajo de la media europea. Si bien el bajo nivel de los precios franceses es debido, en buena medida, al alto porcentaje con que participa la energía nuclear en el conjunto de la producción, que reducirá la dependencia energética del petróleo, en 1990, a un 30%, frente al 75% existente en 1973. Esta es el aspecto de la tesis que defiende Unesa, la patronal del sector eléctrico español.

La racionalización del consumo eléctrico que pretende introducir la nueva política tarifaria choca con la actual evolución del mercado, estimulada en buena parte por el incesante crecimiento de la economía sumergida. En efecto, los estudios técnicos de algunas compañías eléctricas revelan que casi la mitad del crecimiento de la demanda energética, que durante los nueve primeros meses del año ha sido del 4%, obedece a un inusitado aumento del consumo doméstico a causa de la instalación de talleres familiares.

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