Regalo de Navidad
La flor de Pascua (cuyo nombre científico es 'Euphorbia pulchérrima') puede ser uno de los regalos más aptos para tiempo de crisis económica: Es barata. Y hermosa.
Esas hojas coloreadas de rosa, blanco o rojo no son las verdaderas flores, sino que acompañan a la floración haciéndola más vistosa, y reciben el nombre de brácteas. Las flores son inaparantes, presentando el aspecto de glóbulos de color amarillo en la base de las brácteas.Con un poco de cuidado se puede mantener la floración de la flor de Pascua durante varios meses: estas plantas mexicanas, que están en boga desde hace menos de medio siglo, soportan bien las condiciones de un interior, siempre que se controlen algunos factores.
La luz, por ejemplo, que debe ser abundante, aunque no de sol directo. O la humedad, que debe ser elevada, especialmente en aquellos interiores en que la calefacción es muy fuerte. A base de pulverizaciones de agua tibia sobre las hojas podemos conseguir que el grado de humedad atmosférica sea alto; tampoco es mala idea introducir la maceta de la planta en otra mayor rellena de turba, que se mantendrá constantemente húmeda: el agua evaporada nos proporcionará la humedad ambiental que necesita el pascuero.
Hay que regar bastante, mojando bien el cepellón, pero debe retirarse toda el agua que escurra del tiesto. Una acumulación de agua puede resultar muy perjudicial, y también lo es regar continuamente: entre riego y riego, la tierra debe quedar relativamente seca. Resulta difícil dar una norma general, pero entre los dos extremos de sequedad y encharcamiento está el punto óptimo para la flor de Pascua; y, curiosamente, exceso y defecto suelen producir el mismo síntoma: las hojas se marchitan primero y caen después.
Hay que evitar, y esto puede hacerse extensivo a todas las plantas de interior, las corrientes de aire: el contraste de temperaturas es casi más perjudicial que una temperatura baja uniforme; aun así, el mínimo para que estas plantas florezcan adecuadamente y produzcan esas brácteas de color ronda los 15 grados. Por debajo de esa temperatura, la planta suele sufrir, hasta el punto de perder sus hojas sin otra causa aparente, y sin que éstas se marchiten, pero, naturalmente, para que se produzca la plena floración es aconsejable una temperatura que no baje de los 20 grados.
Una última recomendación: todas las euforbiáceas desprenden al partirse o al arrancarles las hojas un látex blanquecino que resulta muy irritante para las pieles sensibles, como las de los niños. 0, más todavía, potencialmente peligrosas para zonas altamente sensibles del cuerpo, como ojos o lengua. Lávese las manos en seguida si llega a tocar el látex en un descuido: más vale prevenir.
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