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Los 'payos' dispararon primero, según los habitantes del inmueble donde residen las familias de raza gitana agredidas por sus vecinos

Amelia Castilla

"Parecía el Oeste norteamericano". Los testimonios de las 32 familias que habitan el bloque número 722 de la callede Beniferri, en el barrio de San Cristóbal de los Ángeles, coinciden en resumir con esta frase los incidentes que se produjeron el jueves por la noche, cuando varios centenares de vecinos atacaron con piedras el inmueble donde viven familias gitanas y volcaron varios vehículos. En el curso de los incidentes se efectuaron algunos disparos, primero desde la calle y luego desde el edificio. 11 vehículos de la Policía Nacional y Municipal rodearon ayer durante todo el día el edificio para evitar que se reprodujeran los enfrentamientos.El inmueble de la calle de Beniferri, situado frente al mercado, ofrecía ayer una imagen desoladora: la mayoría de los cristales de las ventanas estaban rotos, las persianas agujereadas y los coches aparcados, en torno a la manzana habían quedado sin cristales. Varios centenares de vecinos se habían concentrado el jueves desde las nueve de la noche ante el edificio, después de que una joven paya fuera agredida por varias mujeres gitanas. Los concentrados volcaron coches, apedrearon las ventanas del edificio y, realizaron al menos dos disparos, según los inquilinos del inmueble, conocido en el barrio como la torre chica, donde viven 32 familias, 5 de las cuales son de raza gitana. Miembros de una de ellas habían protagonizado, al parecer, una agresión callejera a una niña y, una mujer payas.

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Pese a un espectacular despliege policial, que llegó a concentrar a unos 150 hombres, algunos de los ocupantes del bloque dispararon también en el curso de los incidentes. Seis personas de raza gitana fueron detenidas y ayer no habían sido puestos en libertad. La policía incautó en la torre chica dos escopetas de caza, con licencia, y una escopeta de balines. "Mi marido disparó para defendernos", asegura la esposa de Juan Manuel García, uno de los gitanos detenidos.

"Nos quieren echar para quedarse con nuestras casas", manifestó una de las mujeres gitanas, rodeada por 8 de sus hijos. "La policía se llevó a seis de nuestros horribres y a los payos no les han hecho nada. Ellos dispararon primero y no han detenido a ninguno", lamentan los gitanos. "La Ley no es igual para todos".

En las viviendas todavía se podían ver ayer fragmentos de cristales, y macetas y jarrones destrozados. Los inquilinos tuvieron que refugiarse en el pasillo para no resultar heridos porque "las piedras llegaban por todas partes. Primero bajamos las persianas, pero las piedras llegaron a atravesarlas. Estábamos aterrorizados".

"Qieren echar a los gitanos"

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Consuelo Martínez Blanco, una mujer paya, casada y con cinco hijos, que reside en la torre chica, se vio obligada el jueves por la noche a abandonar su domicilio, junto con los niños, de spués de que fueran efectuados desde la calle dos disparos que penetraron uno en el dormitorio de los pequeños y otro en el del matrimonio. "Tiraban piedras y decían que nos iban a prender fuego a todos", recuerda. "Cuando llegó la policía, aún siguieron bastante tiempo"."Aquí lo que pasa es que hay mucho racismo", afirma como conclusión Consuelo Martínez, "Ya han venido en otras ocasiones a molestarnos, sólo porque en el bloque viven cinco familias gitanas, a las que quieren echar de aquí. Lo del jueves se veía venir. Por la mañana se había producido una riña; por la tarde, estuvo un dirigente de la asociación, de vecinos paseando por el barrio y gritando con un megáfono: 'Hay que matarlos a todos'. Creo que lo que nos salvó fue el miedo a que ardiera todo, porque hay una gasolinera a pocos metros del bloque".

Enrique Maya, presidente de Integración Gitana, asociación que trabaja en el barrio afectado, aseguró ayer que pondrá los hechos en conocimiento del Defensor del Pueblo, porque "no es la primera vez que sucede".

Los vecinos de San Cristóbal, afirma Maya, no quieren vivir con, los gitanos. "El racismo viene de atrás y empieza por las propias autoridades. El presidente de la Junta Municipal del Distrito de Mediodía se niega en redondo a que los niños gitanos entren en las escuelas públicas". Este extremo fue confirmado por un portavoz de Presencia Gitana, otra de las asociaciones que operan en Madrid.

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