Batalla callejera entre 150 policías y 200 residentes en el barrio de San Cristóbal de los Angeles
Unos 200 vecinos del barrio de San Cristóbal de los Angeles y unos 150 miembros de los equipos antidisturbios de la Policía Nacional sostuvieron ayer una batalla campal durante seis horas en la que se produjeron 23 heridos -18 vecinos y 5 agentes- y varias detenciones. Al cierre de esta edición -las 2.30 horas de hoy-, la situación parecía controlada por la policía. Los incidentes, continuación de los habidos el jueves (véase EL PAIS de ayer), se reiniciaron cuando, según fuentes policiales, hieron agredidos varios agentes que sobre las 20 horas de ayer protegían un bloque en el que viven varias familias de raza gitana. Los vecinos concentrados, algunos de ellos acompañados de sus hijos, recibieron el aviso de que abandonaran el lugar, y al no hacerlo se produjo una carga policial en la que se emplearon porras, botes de humo y pelotas de goma.
La carga policial, calificada como brutal por los vecinos, se produjo cuando unos 800 vecinos se concentraron ante el bloque en el que viven varias familias de raza gitana, algunos de cuyos miembros son acusados de haber golpeado el miércoles a una mujer por denunciar un robo que unos muchachos estaban realizando.Según la versión recogida entre los policías, antes de cargar contra los vecinos que rodeaban el bloque algunos de los agentes que formaban el cinturón fueron agredidos por los concentrados. Según los vecinos, lo único que alteró el orden fueron unos petardos lanza dos bajo las piernas de los policías.
Instantes después, el jefe al mando de los policías destacados en la zona ordenó a los vecinos que se dispersaran. Ante la negativa de éstos a obedecer la orden -los vecinos dicen que no hubo tiempo material para hacerlo-, los miembros de la Policía Nacional cargaron con extremada dureza. Tras golpear con porras a los vecinos, lanzaron incontables botes de humo.
Carreras y piedras
La mayor parte de los vecinos se refugió en las casas cercanas, mientras un grupo de jóvenes comenzó a lanzar piedras que rompieron el casco a un policía e hirieron a otro. Los manifestantes se dispersaron por el barrio, y pronto las carreras entre bloques, los apedreamientos a los vehículos y los insultos y el sonar de cazuelas desde los balcones convirtieron el enfrentamiento en una guerra de guerrillas. En torno al edificio municipal, varios agentes de la Policía Municipal fueron provocados y apedreados; las furgonetas policiales que hicieron una pasada por el barrio resultaron golpeadas por piedras y tiestos.A medianoche la zona más cercana a la carretera de Andalucía estaba tomada por unos 150 policías, casi todos ellos con casco, escudo y dotados de armamento y cajas de botes de humo y pelotas de goma. A unos 300 metros, un grupo de unas 200 personas, algunas con pañuelos en la cara, se dedicaban a insultar y lanzar piedras contra la Policía. La escena se repetía de forma casi sistemática. Los grupos de jóvenes se aproximaban a la calle, lanzaban piedras y se retiraban, acción que era seguida por el disparo de botes de humo, pelotas de goma y cartuchos de fogueo.
Esta situación sólo se vió alterada cuando poco antes de medianoche los manifestantes se aproximaron a los policías y les obligaron a pedradas a retroceder. En ese momento uno de los agentes disparó dos botes de humo con el arma casi en horizontal, hecho del que fue avisado por sus compañeros. Al cierre de esta edición se desconocía el número de detenciones practicadas, aunque parece que habían sido trasladados cuatro jóvenes a la comisaría del distrito.
La situación en el barrio era anoche enormemente tensa.
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