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Persiste el confusionismo

La última sesión de bolsa de esta semana resultó ser un resumen de expectativas e intenciones. Y lo peor de todo es que el confasionismo fue la nota más destacada de la reunión. Los deseos, o tal vez la necesidad de materializar una buena parte de los beneficios acumulados, acabaron imponiéndose a las buenas intenciones que durante toda la semana habían conseguido mantener la imagen de unos mercados resistentes a la baja. Pero no solo fue una imagen, ya que, salvo en esta última reunión, todos los días aparecían al final algunas posiciones de dinero que servían para mantener los ánimos caldeados.Al finalizar la sesión de ayer, muchos de los asiduos se marcharon a casa con la impresión de que habían estado contribuyendo a apuntalar un castillo de naipes en el que ni siquiera las cartas eran suyas. Opiniones personales aparte, el caso es que ayer las órdenes de venta se generalizaron hasta tal punto que no hubo sector que se viese librede ellas. Los fines de semana son largos en las bolsas y, puestos a esperar, es mejor estar fuera que dentro. Esta filosofia es la propia de la inversión a corto plazo, pero fue la que terminó imponiéndose en todos los mercados.

Las previsiones que apuntaban hacia una estabilidad en los valores eléctricos ne, hicieron mella en el ánimo de los vendedores que, dentro del más tradicional. estilo, llevaron sus títulos a los corros sin encontrar para ello más motivo que el día de la semana en que estaban y lo poco clara que veían la situación. Tras las últimas noticias sobre las recomendaciones de la Administración, el mercado restableció la calma por sí mismo, pero las dudas aún siguen pesando en el ánimo de los inversores, a pesar de que el dividendo a cuenta parece estar asegurado.

Los valores baricarios no lograron tampoco escaparse sin una ligera dosis de órdenes vendedoras, aunque su capacidad de decisión les puso a salvo de cualquier sorpresa. La repetición fue la norma de conducta ante el pequeño incremento en el saldo por caja de estas instituciones en la Bolsa de Madrid. Las absorciones por encima del 50% fueron la única y tímida declaración de intenciones de losvalores bancarios.

En esta ocasión, la fortuna no acompañó a los valores industriales, y tampoco estos consiguieron librarse de las realizaciones de beneficios. Petroleras, siderúrgicas y constructoras vieron esfumarse en el aire el apoyo que durante el resto de la semana les habían prestado los inversores. Aún así, las ventas en estos grupos fueron muy selectas y sólo unos pocos valores dieron la sensación de que quedaban abandonados a su suerte.

Los momentos de inestabilidad como el que atraviesan ahora los mercados de valores no favorecen en absoluto las apuestas por el futuro, y, mucho menos, esa especie de lotería en la que una oferta pública de adquisición de acciones es el premio mayor. Pero ayer era viernes y no es éste precisamente el día preferido de los inversores para pensar en el futuro.

Por tanto los planteamientos al cierre de las reuniones dejaba un amplio matgen para las estirriaciones personales. Para algunos representaba un buen síntoma el que la mayor parte de las partidas puestas a la venta no fuesen dotadas de caracter vinculante para la próxima jornada. Según otros criterios esta circunstancia resultaba escasamente significativa, y el hecho más destacable lo constituía la incapiacidad manifestada por el mercado para asimilar la oferta generada.

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