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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La guerra en el estómago

Decían de Samuel Fuller que en el rodaje de sus películas daba la orden de acción con un estampi do de revólver. Se escribía también a fines de los cincuenta en revistas como Nuestro Cine que Fuller era un fascista, como inevitablemente también lo era John Ford, de quien un crítico muy reputado de laépoca escribió que "le repugnaba". En la acera de enfrente, otra revista, Film Ideal, dada a los delirios de la glorificación de cualquier cine americano, rechazaba todo lo que no fuera puesta en escena o cinematograrla de la epidermis.Aquellas querellas de las investiduras han conocido el concilio de Worms más inapelable el del tiempo. Los críticos de Nuestro Cine se han hecho mayores, algunos han llegado a rodar alguna película, otros han desaparecido, y no falta quien hace ahora críticas convencionales; de los de Film Ideal, más fulleristas que el propio Fuller, nunca más se supo. Pero, por encima de apocalípticos e int egrados, el tiempo nos ha hecho el servicio de mantener intacta la obra del director norteamericano. El hombre que concibió un reportaje espeluznante titulado Shock corridor. la aventura de un periodista que se hace pasar por enfermo mental para investigar una u otra corruptela de sanatorio y acaba balanceándose peligrosamente sobre la arcada de la locura; que dirigió un buen número de excelentes películas de acción, subsección segunda guerra mundial, como La invasión de Birmania, en la que la secuencia de una escaramuza en un laberinto de metal se convertía en una pesadilla geométrica en la que la muerte acechaba al espectador como una violencia ciega; Merrill's Marauders, que volvía a la Birmania de sus matanzas en lo que parecía una exaltación del heroísmo, pero donde poco importaba en defensa de qué se desplegaba tanto empeño. Porque lo que contaba para Fuller era la capacidad del hombre para ir más allá de sí mismo. Cine masculino, naturalmente, como ese Quimono rojo que hoy se proyecta.

Su última película, Red One, era, nuevamente, una visión del mundo de la guerra, pero contemplado a ras de suelo, con la perspectiva del soldado que de la gran batalla sólo ve la escaramuza; no el despliegue de la estrategia, sino la miseria del pelotón de soldados. Así, el desembarco de Normandía era un agujero en la playa; la conquista del norte de Africa, un sargento autoenterrado entre las dunas para que le pasaran los tanques alemanes por encima sin ser descubierto; y la conquista de Alemania, la visitación de un campo de exterminio nazi.

La hazaña sangrienta del hombre vista desde la boca del estómago, con vómito incluido. Esa es la guerra de Fuller. ¿Fascista? No sé. Artista, seguro que sí.

El quimono rojo se emite hoy a las 22.30 por la segunda cadena.

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