David Owen: "La salud de Europa depende de la incorporación de España a la CEE"
David Owen, líder del Partido Socialdemócrata británico y ex ministro de Asuntos Exteriores en el último Gobierno laborista, estuvo en Madrid para una visita de 24 horas, durante la cual no pudo encontrarse con el presidente del Gobierno, pero conversó con el secretario general de la UGT, Nicolás Redondo, con el ex presidente Adolfo Suárez -una de sus admiraciones más fervientes- y con Manuel Fraga. En declaraciones a EL PAÍS explicó la posición y las perspectivas de su propio partido dentro de la escena política británica, reafirmó su compromiso con la Comunidad Europea y se manifestó en favor de que se desarrolle una identidad autónoma en el campo de la defensa y la seguridad.
David Owen insistió en que todos los miembros de la CEE deberían dejar muy claro a Francia que no hay discusión posible sobre un veto a la entrada de España y Portugal, y añadió que la salud de Europa occidental depende de la rápida incorporación española. David Owen, casado y con tres hijos, es miembro del Parlamento, donde ocupó por primera vez un escaño a los 28 años. Fue subsecretario de Defensa y posteriormente de Sanidad, hasta su nombramiento como ministro de Estado para Europa.
Pregunta. Aquí existe un gran interés por el Partido Socialdemócrata británico, que usted contribuyó a fundar en 1981. ¿Mantiene ahora alguna relación con las fuerzas políticas españolas?
Respuesta. El problema con un partido nuevo es que se encuentra en territorios sin delimitar. Al fundar un nuevo partido con antiguas amistades y contactos me enfrenté con el hecho de que, según una norma no escrita de la Internacional Socialista, un partido miembro de un determinado país puede obstruir el ingreso de otro. Ese ha sido el caso del Partido Laborista, que dejó bien clara su retirada si nuestro partido socialdemócrata era aceptado. Ello no me impide, sin embargo, mantener relaciones cordiales con muchas personalidades del PSOE.
Siento una profunda estima y sostengo una larga amistad con Felipe González. También he visto recientemente al ex primer ministro Adolfo Suárez, a quien también profeso una gran admiración. Pienso que España es muy afortunada por haber contado en estos años recientes de la transición democrática con estos dos líderes diferentes entre sí, pero ambos prominentes y formidables políticos que han contribuido a la consolidación del sistema. Desearía personalmente y como miembro de mi partido mantener vínculos de unión con los partidos que encabezan, el PSOE y el CDS que Suárez está ahora desarrollando. Aunque nada puede aventurarse, considero que en un período de dos años y medio Suárez y su partido, por propio derecho, se convertirán en una fuerza política.
P. En su opinión, ¿cuál'es el margen del Partido Socialdemócrata británico bajo el vigente sistema electoral mayonitario?
R. Es muy dificil alterar el sistema bipolar del Parlamento británico. En mi opinión, el bipartidismo y las polémicas que suscita entre derechas e izquierdas ha sido per judicial para el buen gobierno del Reino Unido. Desearía que avanzáramos hacia una democracia multipartidista, y eso requeriría cambiar el sistema electoral. Nosotros, al fundar nuestro partido, decidimos formar una alianza con el Partido Liberal para evitar una lucha de escaños con el partido más próximo. El 50% de los votantes de nuestros candidatos era de procedencia socialdemócrata y el 50%, liberal. Hemos mantenido dicha alianza después de las elecciones de la pasada primavera, y, la mantendremos hasta las siguientes, porque nos parece una coalición natural. Sólo si el Partido Laborista tuviera una evolución más racional podríamos plantearnos, la opción de centro izquierda.
P. ¿Puede, en su opinión, la permanencia o retirada de España de la Alianza Atlántica influir en su ingreso pendiente en la CEE?
R. Estrictamente hablando, no existe relación alguna entre OTAN y CEE. Irlanda es miembro de la CEE y no lo es de la OTAN, de manera que es posible mantener ambas cuestiones separadas. Siempre sospeché de los franceses cuando apoyaron la incorporación de Grecia a la CEE anticipadamente a la de España y Portugal. Y expresé esta preocupación en privado y en el seno del Gabinete británico, del que formaba parte entonces como ministro de Exteriores. Yo hubiese preferido una posición más clara del Reino Unido contra una ampliación fragmentada por etapas y un apoyo decidido a la incorporación de los tres candidatos para formar una nueva Comunidad de los doce. Giscard d'Estaing estaba muy comprometido con Karamanlis para la entrada anticipada de Grecia, que colocaba a Francia en una situación más favorable para la defensa de sus intereses agrícolas ante la competencia española. Pienso que todos los países miembros de la CEE deberían dejar bien claro a Francia que no es posible vetar la entrada de España y Portugal. La salud de Europa occidental depende, en mi opinión, de la rápida incorporación de España, que debería cumplirse en enero de 1985.
Respecto a la permanencia o retirada de la OTAN, David Owen asegura que "ésa es una decisión de los españoles. Ustedes ya se han pronunciado sobre la CEE y por eso me he permitido comentar la cuestión. En cuanto a la OTAN, debo ser muy cuidadoso como político extranjero para no interferir en opciones soberanas que según mis noticias serán sometidas a referéndum. Si se me preguntase personalmente si deseo que España permanezca en la OTAN, mi respuesta sería un rotundo sí. Ustedes forman parte de Europa, y pienso que es muy importante que desarrollemos una conciencia de defensa europea con participación española. El dominio norteamericano dentro de la OTAN en la última década ha sido muy fuerte como consecuencia prolongada de su contribución a la guerra de 1945. No me parece viable una defensa separada de Europa, pero sí deseo que la identidad europea incorpore una dimensión de seguridad que por su importancia no debe ser por más tiempo excluida. Si comenzamos a contemplar la seguridad, el comercio, la economía, la política como un todo global, a Europa le será más fácil desarrollarse por sí misma para convertirse en esa poderosa fuerza capaz de ejercer su influencia sobre Estados Unidos dentro de la OTAN como amigos y aliados.
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