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Ronald Reagan, frente a todos

Los norteamericanos decidirán dentro de un año si optan por el 'cambio' en la Casa Blanca

EE UU vive ya bajo un ambiente preelectoral, marcado por una recuperación de la economía interna y por una política exterior de intervencionismo militar que, en principio, aumenta la popularidad del presidente Reagan, según los últimos sondeos de opinión. Durante los próximos 12 meses, cada decisión de la Casa Blanca será interpretada en este país bajo la óptica electoral.El presidente guarda todavía con celo cuál será su última palabra sobre su presentación. De momento, ha autorizado la creación de un comité electoral, destinado a recoger fondos para la campaña y estructurar la máquina del Partido Republicano.

El sillón del despacho oval de la Casa Blanca es el puesto más codiciado por todo político norteamericano que se precie. Pero llegar hasta el mismo supone una larga carrera de obstáculos, con celebración (desde febrero de 1984) de 50 reelecciones primarias, o caucus, en todos los Estados, a fin de colocarse en primera fila para las convenciones de los dos grandes partidos, nacionales (republicano y demócrata) que, en verano de 1984, decidirán quiénes son los dos elegidos.

Por parte republicana, excepto en caso de problemas de salud para el actual presidente, que cuenta con 72 años de edad, se da como virtual candidato a Reagan. Pocos republicanos pueden aspirar a enfrentársele.

Entre los demócratas hay ocho candidatos oficiales que luchan por la nominación. Muchos se perderán en el curso de la carrera, por falta de medios económicos.

Destaca como favorito inicial el ex vicepresidente Walter Mondale, de 55 años de edad. Crítico con la economía y la política exterior de Reagan, Mondale inicia la campaña con el importante apoyo de la central sindical AFL-CIO (14 millones de afiliados), con el de más de 100 senadores y congresistas y con un programa liberal.

Pisa los talones a Mondale el senador del Estado de Ohio y ex astronauta John Glenn, de 62 años de edad, el primer hombre que desembacó en la Luna.

Situados, de momento, en el pelotón de la cola están el senador de California, Alan Cranston, un liberal muy crítico con Reagan; el ex senador George McGovern, que en 1972 fue aspirante a la presidencia contra Richard Nixon, e ilustra una corriente liberal y populista; el ex gobernador de Florida, Reubin Askew; el senador de Carolina del Sur, Ernest Holings, y el senador de Colorado, Gary Hart, y el nuevo líder carismático de la minoría negra norte americana, reverendo Jesse Jackson.

Reagan afronta la batalla con la economía a favor y en plena recuperación, como indican las ventas de automóviles, el crédito para viviendas o el precio estable de la gasolina, índices reales para el elector popular.

El presidente plantea la campaña esgrimiento cifras de lo que era la economía de EE UU en 1980 (todavía bajo el impacto de la segunda crisis del petróleo) y lo que es. Para mantener esa racha, Reagan pasará por encima de consideraciones exteriores económicas, al margen de las quejas de los países desarrollados que critican a EE UU por sus altos tipos de interés bancario.

Pero, además del factor económico, valorado como capital entre todos los estrategas electorales, Reagan deberá contar con el peso que su política exterior tenga ante la opinión pública. La, desintegración de la presidencia Carter-Mondale se fraguó, también, por factores de política exterior: la retención de 54 rehenes estadounidenses en Teherán.

Los últimos acontecimientos, con las muertes de marines en Beirut y en Granada, han polarizado un apoyo al presidente. Es la reacción habitual en época de crisis. Pero en el Congreso y en la Prensa crecen las voces que denuncian una política que utiliza a los marines como correa de transmisión.

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