La política internacional dominó la actividad en los mercados bursátiles y cambiarios
El cada vez mayor deterioro de la situación política internacional ha influenciado de forma decisiva el comportamiento de los mercados bursátiles y cambiarios estadounidenses. Así como Wall Street parecía prestar poca atención a los acontecimientos políticos internacionales durante las sesiones de la semana pasada, la persistencia y gravedad de dichos acontecimientos ha terminado por hacer mella entre los operadores. Una vez publicada la mayoría de los resultados de las grandes empresas cotizadas en la Bolsa de Nueva York, los inversores han dedicado su atención a problemas de política internacional.El Dow Jones cedió más de 10 puntos en la sesión del jueves, cuando se hizo público que un submarino soviético había emergido cerca de las costas de Carolina del Sur debido a problemas mecánicos. Constatamos, pues, que esta semana los analistas de Wall Street han empezado a prestar su atención preferente a problemas de índole política. En este contexto cabe esperar un mayor deterioro de los índices. En lo que se refiere al sector macroeconómico, los últimos resultados anunciados por la Administración Reagan son fundamentalmente positivos, el índice de precios al consumo publicado la semana pasada demuestra que no existen presiones inflacionistas y el continuo aumento de las ventas de automóviles refleja una mejora de uno de los sectores punteros de la industria norteamericana.
El Departamento de Trabajo informó que los ingresos individuales habían aumentado un 3,2% real en septiembre, comparado con el mismo período del año anterior. Este dato demuestra la fortaleza del sector consumo, sólidamente anclado en la mejora de la tasa de empleo y la productividad. Existe, pues, consenso entre la mayoría de los economistas en torno a la fortaleza de la recuperación económica. El único motivo de preocupación continúa siendo el tremendo déficit presupuestario y sus perniciosos efectos sobre el coste del dinero. Los tipos de interés, sobre todo a corto plazo, son ya anormalmente altos comparados con la actual tasa de inflación.
Opinamos, sin embargo, que existe una pequeñísima probabilidad de un incremento significativo del coste del dinero en los próximos 12 meses. Pensamos, incluso, que existen fundadas esperanzas de que se desarrolle una leve tendencia bajista. Basamos esta esperanza en la solidez de la expansión económica más arriba mencionada, que genera un importante cash flow en las tesorerías de las empresas, lo cual afectará en parte al temido choque entre las demandas de crédito) privada y pública.
En este contexto, los mercados de renta variable se ven presionados a la baja por el deterioro de la situación internacional, pero la solidez económica los mantiene.
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