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El general que cambió a la Policía Nacional

Carlos Yárnoz

El teniente general José Antonio Sáenz de Santa María, nacido en Gijón, de 63 años de edad, fue designado ayer por el Gobierno para dirigir la Guardia Civil, después de haber ocupado en los últimos ocho años cargos tan delicados en plena transición política como jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, general inspector de la Policía Nacional, delegado del Gobierno para la lucha antiterrorista en el País Vasco, capitán general de la VII Región Militar (Valladolid) y, finalmente, capitán general de la IV Región (Cataluña).

En todos estos cargos, el general Sáenz de Santa María se destacó siempre como uno de los principales colaboradores de los dirigentes políticos que intentaban poner en marcha la democracia. Considerado como un general profesionalmente duro, firme en sus criterios y en el ejercicio del mando, su labor más destacada consistió en el radical cambio de imagen experimentado por la Policía Nacional desde julio de 1979 a enero de 1982, época en la que el general dirigió este cuerpo. En esos dos años y medio, los grises, con todas las connotaciones franquistas de este cuerpo, se convirtieron en un colectivo policial en el que el Gobierno basaba su nueva política de seguridad y orden público.

La nueva imagen de la Policía Nacional se materializó el 23-F, cuando efectivos de este cuerpo, armados con material de guerra, cercaron el Palacio de Congresos y se pusieron indudablemente a las órdenes del Gobierno. En aquellas horas de incertidumbre, Sáenz de Santa María pasó la noche del 23 al 24 de febrero en el hotel Palace, frente al Congreso, donde se había instalado el cuartel general de seguridad.

Golpistas y terroristas

Un año más tarde, cuando era capitán general de Valladolid, la aptitud del actual director general de la Guardia Civil quedó patente al convertirse en el militar que se enfrentó abiertamente a Milans del Bosch. Como testigo en el juicio contra los golpistas, Sáenz de Santa María comparó la ocupación del Congreso con el secuestro de un avión. El símil originó el ya famoso "me da asco, me voy" de Milans.No falta quien asegura que este tipo de comportamientos han convertido a Sáenz de Santa María en un militar incómodo para muchos de sus compañeros, tesis que en ocasiones ha podido perjudicarle- "para evitar recelos"- como candidato a cargos de mayor responsabilidad. ElM inisterio del Interior, la Capitanía General de Madrid y, más recientemente, la Jefatura del Estado Mayor del Ejército, han sido cargos para los que ha sido citado como candidato, pero a los que finalmente no ha accedido, ni siquiera con los socialistas en el poder, aunque muchos de éstos gustaban calificarse de .amigos del general" hace sólo un año.

Las peticiones de respeto a la Constitución por parte de los militares, la contribución al "desarrollo de la causa democrática", el necesario respeto a las libertades individuales, el drástico rechazo "por la sucia campaña contra el Rey" y la tesis de que de las Fuerzas Armadas no tienen la exclusividad en el servicio a la Patria, han sido las ideas más sobresalientes de las declaraciones públicas del general en los últimos años.

Desde ayer, Sáenz de Santa María se ha convertido en uno de los más directos colaboradores de José Barrionuevo, el ministro que dice haber "descubierto" a la Guardia Civil, un cuerpo cuya dirección nunca fue descartada por el general como uno de sus destinos preferidos, según aseguran quienes le conocen.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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