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El 'metro' prueba 16 tipos de cabinas de seguridad para las taquillas

Un total de 16 modelos de cabinas de alta seguridad contra atracos se han instalado en otras tantas estaciones del metro madrileño, con el objetivo de seleccionar entre ellos el prototipo definitivo que se adoptará, a comienzos de 1984, en los cerca de 265 puntos de despacho manual de billetes. Las taquilleras, encargadas de verificar las ventajas o inconvenientes de estas cabinas blindadas, han manifestado su aprobación a esta iniciativa.

El pasado 14 de julio, dos personas, armadas con una escopeta de cañones recortados y un cuchillo, atracaron a dos taquilleras de la estación de Palos de Moguer. En su huida, los delincuentes efectuaron varios disparos. contra los vigilantes jurados del Metro e hirieron a cuatro personas. Otras dos personas resultaron magulladas. Era el atraco número 52 de los registrados en ese mes contra empleadas del Metropolitano, por lo que, días después, las taquilleras ralizaron una huelga de 24 horas.La Compañía Metropolitano de Madrid decidió que había llegado la hora de adoptar severas medidas de seguridad en los puestos de expendición manual de billetes.

Javier Bustinduy, técnico de la oficina de proyectos del Metropolitano, recibió el encargo de diseñar una cabina blindada que imposibilitara el atraco, sin perjuicio de la comodidad de las empleadas y del servicio a los usuarios.

El primer problema con el que se encontró Bustinduy fue el hecho de que fuera de España no hay taquillas blindadas, "por la sencilla razón de que en los metros de Europa y Estados Unidos la expendición manual de billetes está en franca decadencia, en beneficio de los abonos y las máquinas automáticas". Sin embargo, afirma Bustinduy, pese a que el metro de Madrid ha introducido masivamente esos nuevos sistemas, la mayoría de los usuarios prefieren todavía comprar el billete a una persona.

A prueba de golpes y disparos

El metro de Madrid exigió en su día al departamento de proyectos que las nuevas cabinas impidieran el acceso a las mismas una vez que la empleada cerrara la puerta por dentro. La compañía dispondría de copia de esa llave, para evitar que la taquillera, por enfermedad u otra circunstancia, quedara encerrada dentro.La segunda condición exigida era que los metales y cristales empleados en la cabina fueran resistentes a golpes y disparos de armas de fuego. La góndola portamonedas, por donde el público introduce el dinero y recibe el cambio, estaría diseñada de tal manera que resultara imposible introducir una mano con un arma. A partir de estos supuestos, Bustinduy diseñó el primer prototipo, que se instaló en la estación de la avenida de América el pasado 20 de septiembre, aunque sólo fue una primeras muestra y no llegó a ser utilizado para atender al público.

Las diferencias entre tanto prototipo están, según informa Bustinduy, en el modelo de góndola portamonedas, la superficie acristalada, el tipo de asientos y los colores exteriores. Son las taquilleras las encargadas de indicar las ventajas o inconvenientes de cada modelo. El precio máximo de una cabina es de 500.000 pesetas.

En la estación de la plaza de Castilla, Rosa Frutos ocupa uno de estos prototipos. Ella está como en una urna, conectada con el mundo exterior a través del teléfono que comunica con el jefe de estación. No se siente a disgusto. "Ya no tengo tanto miedo a los atracos, y también me siento más segura frente a tanto gamberro que te pone verde, te chilla o te insulta, como si una tuviera la culpa de los males del metro".

También está previsto instalar alarmas ocultas en las cabinas, conectadas a una señal luminosa en la calle, a una central propia de seguridad o a la policía.

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