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Sánchez, un 'junior' de 18 años, se sube al trono del tenis español al ganar también el título absoluto

Emilio Sánchez, un júnior de 18 años que hace ocho días se proclamó campeón de España de segunda categoría, conquistó ayer el título español absoluto de tenis al derrotar, en la final disputada en el Club de Polo de Barcelona a Juan Aguilera, el gran favorito, por 6-2, 6-2 y 7-5. Sánchez -7º junior del mundo, 32º en el ranking español y entre el puesto 190 y 200 de la ATP- exhibió un tenis agresivo, muy completo y, sobre todo, jugó mentalizado de que iba a ganar. Aguilera, por su parte, estuvo asustado durante todo el partido y creyó que el ser favorito era suficiente para ganar el cetro.Pablo Llorens, presidente de la Federación Española de Tenis desde hace 13 años, se retirará de la presidencia -si es que cumple lo anunciado- dejando en el trono deportivo a uno de sus muchachos, el madrileño afincado en Barcelona, Emilio Sánchez. Llorens estaba ayer pletórico de forma. "Este chaval tiene madera de campeón". Sánchez, por si falla la federación acaba de firmar un contrato con Eric Bergelin, hijo del que fuera entrenador de Bjorn Borg, para que le explote su imagen y le ofrezca torneos y exhibiciones.

Lo de Llorens hay que entenderlo. La final estaba protagonizada por dos opciones bien diferenciadas. Por un lado, estaba el favorito, Juan Aguilera, perteneciente a la escudería de Lluís Bruguera, hombre antipático a la federación y que controla una parte muy importante de las futuras estrellas del tenis español. En el otro lado, Emilio Sánchez, un simpático muchacho, hijo de un ingeniero de montes e inscrito al grupo de jugadores que controla, en nombre de la federación, Pato Álvarez. Y así empezó todo, con Santana y Llorens en la tribuna principal soñando con el triunfo del júnior y Bruguera y Álvarez, en la tribuna de enfrente, intentando dar consejos a sus pupilos, como hace Ion Tiriac con Guillermo Vilas.

Triunfo Sánchez, ganó Pato y sonrió Llorens. Perdió Aguilera y se entristeció Bruguera. La explicación bien sencilla. Sánchez salió a dominar, practicó un juego agresivo, golpeó con dureza, rabia y control, subió a la red a morder los tantos y jugó con mentalidad de campeón. "Chaval", le dijo Biruguera con gran caballerosidad, "has sido muy valiente y trabajaste para ganar, ¡felicidades!". Sánchez salió muy mentalízado: "La victoria tenía un secreto. Si no me dejaba llevar por Aguilera, si era yo el que controlaba el partido, ganaba".

Los dos primeros sets fueron muy fáciles para Sánchez. En la primera manga todo fue muy irregular. Ninguno de los dos mostró seguridad en el saque y Sánchez le rompió cuatro veces el servicio a Aguilera, que, pese a recuperarlo en dos ocasiones, acabó perdiendo -en 30 minutos- por 6-2, después de que Sánchez protagonizara las únicas jugadas de mérito y riesgo. La tónica del segundo set fue idéntica y, pese a que el campeón empezó perdiendo su servicio, lo recuperó de inmediato, arrancándoselo a su rival en el sexto juego y ganando, de nuevo -esta vez en 37 minutos-, por 6-2.

"Ha jugado muy asustado", comentó Bruguera, "y así es imposible ganar". "Aguilera se equivocó, jugó demasíado defensivo para ganar", dijo Álvarez. Aguilera, que jugó muy y por debajo de sus posibilidades, se resistió a morir y lo intentó todo en el tercer set, pero ya era demasiado tarde. Esa ronda fue vistosa, espectacular y, por supuesto, emocionante. Ambas jugadores ganaron sus saques hasta el 3-3. El 4-4 se produjo tras romperse mutuamente el servicio.,

El golpe final

Sánchez logró el 5-4 con dificultades y se dispuso al asalto definitivo de un desconcertado Aguilera. Una doble falta de éste le significó el primer match ball, que Sánchez desperdició contra la red. Y, antes de adjudicarse el juego (5-5), Aguilera debió salvar un segundo match ball. El júnior no se desmoralizó y siguió atacando. "Jugué nervioso, agarrotado", diría al final Aguilera, "y tal vez pensé que yo era el favorito y él, el joven inexperto". Sánchez ganó su saque y se colocó 6-5.El espectacular triunfo de Sánchez se produjo con el saque en manos de Aguilera. El júnior desperdició cuatro match ball, antes de proclamarse campeón en el séptimo, cuando Aguilera, sobre la misma red, tan sólo pudo entorpecer un contundente passing-shot de Sánchez, cayendo la bola junto a la red.

El chaval se arrodilló, levantó las manos al cielo y miró enloquecido a Pato. No era para menos. Acababa así los quince días más gloriosos de su vida, después de proclamarse campeón de Segunda, noquear a Sergio Casal en la primera ronda del campeonato absoluto y conquistar el trono del tenis español.

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