Mártires de la guerra civil
En estos momentos de crispación nacional, cuando el cardenal Tarancón nos recuerda desde TVE que España aún no, ha cicratizado las heridas de su última contienda, la Iglesia católica nos hiela el corazón con el anuncio de la canonización de los mártires de la guerra civil española.El martirio, que para algunos representa la prueba máxima de grandeza espiritual, no deja de ser para otros una forma calificada de fanatismo. El mártir es, en muchas ocasiones, un cómplice, o mejor, un provocador. Desde Abel, la sangre de los mártires ha sido la mejor semilla de discordia y la razón que justifica otros ríos de sangre inocente. En este país sobran mártires y faltan componedores.
Dejemos tranquilos a nuestros muertos y sentémonos los supervivientes a gozar del banquete de nuestra reconciliación nacional sin que nadie ose, utilizando el nombre de Dios como coartada, desatar las iras contenidas, pero aún rezumantes
de nuetro pueblo. Amén. / Abogado.
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