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La conversion de los intereses de la deuda en capital, eje del posible acuerdo del grupo ERT con sus acreedores

El acuerdo entre Unión Explosivos Río Tinto (ERT) y sus acreedores bancarios podría haber enfilado, su recta final, y antes del presente mes estar firmado, gracias a la utilización por primera vez, en una operación ole estas características en nuestro -país, del un nuevo instrumento financiero conocido como, crédito participativo. A través de esta fórmula serán convertidos en acciones preferentes, con un dividendo garantizado del 4%, unos 55.900 millones de pesetas, correspondientes a los intereses devengados por las deudas del grupo hasta 1986. El año siguiente se pagarán 8.000 millones por el mismo concepto.

Las principales reticencias mostradas por los acreedores financieros para aceptar el plan anterior de reestructuración de ERT se derivaban de que su objetivo casi único era la amortización del principal de sus deudas, dejando prácticamente al margen la satisfacción de los intereses correspondientes. El primer proyecto presentado, en el que sí se destinaban dotaciones importantes para la satisfacción de este concepto, fue rechazado por los representantes de la Administración, al considerar que el sacrificio alternativo se le atribuía en mayor medida al sector público, que no tenía ningún tipo de compromiso previo con la compañía.En este último proyecto se reconoce la existencia de una deuda con los acreedores financieros, a los que se añaden los avales, de 112.321 millones de pesetas. El compromiso mínimo para el pago de esta deuda, contemplado en el reciente documento entregado a los representantes de los acreedores bancarios, prevé el reembolso de 61.800 millones de pesetas de esta deuda, convertida ya en principal, en el plazo de cuatro años, en las proporciones que se especifican en el cuadro adjunto.

En 1988, al término de este plan cuatrienal, la deuda pendiente de amortizar será de 40.521 millones de pesetas, lo que vendrá a representar algo más del 10% de la facturación total estimada.

Otra de las características diferenciadoras de este nuevo plan de reestructuración lo constituye el hecho de que omite la limitación a la venta de cualquiera de las empresas del grupo, siempre y cuando su materialización resulte ventajosa para conseguir el objetivo de reducir, en el menor plazo posible, el endeudamiento de la sociedad. De esta forma, se termina con la distinción entre negocios básicos, considerados como intransferibles, y los no básicos, de deseable materialización. Para conseguir este nuevo objetivo se establece un mecanismo para estudiar cualquier oferta de adquisición de activos de ERT, en base a que su materialización no ponga en riesgo el futuro de la compañía y sea aceptado (no rechazado) por un 60% de los acreedores bancarios.

Los responsables de ERT esparan obtener del proceso de materialización de activos unos 35.000 millones de pesetas hasta 1986. El producto de estas ventas supondrá unos 22.000 millones en el próximo ejercicio.

El riesgo de cambio, otro de los caballos de batalla de la negociación, ha sido asumido, según este documento, por la propia compañía. Esta partida puede llegar a representar, según las estimaciones, unos 15.000 millones de pesetas.

En cuanto al pago de los intereses que devengue la deuda corriente se establecen dos cauces para su satisfácción. El primero de ellos contempla la conversión en capital social o en créditos participativos de 55.900 millones de pesetas hasta 1986. En el segundo se establece el pago, por el mismo concepto, de 8.000 millones de pesetas en 1987. Con la primera operación, ERT convierte cada peseta de interés en una peseta de capital. Los primeros 22.000 millones devengados se constituirán en créditos participativos, que vienen a representar un crédito concedido por los bancos acreedores, al 0% de interés, y rescatable para adquirir acciones preferentes de la compañía. Cuando esta cifra sea rebasada, los intereses adeudados se convertirán automáticamente en acciones preferentes de ERT, que ofrecerán un dividendo del 4%, acumulable en tanto la situación financiera de la compañía no permita su satisfacción.

Simultáneamente, la Administración concederá dos créditos de 2.000 millones de pesetas, sin interés, que también tendrán la consideración de créditos participativos y gozarán de preferencia a la hora de su reembolso.

Por otra parte, ERT solicita de sus bancos acreedores el restablecimiento de las líneas de descuento interrumpidas el pasado marzo, fecha en que representaban 10.000 millones de pesetas. La impresión general que existe es que el acuerdo se conseguiría al límite de las posibilidades de supervivencia de la empresa, ya que su neto patrimonial se ha visto reducido a 4.458 millones.

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