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Tribuna:TRIBUNA LIBRE_
Tribuna
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Hacia una confederación deportiva

El grupo federal de deportes del Partido Socialista Obrero Español analiza en este artículo la posible creación de una organización cupular que incluyese a la práctica totalidad de las federaciones deportivas. El grupo socialista no está de acuerdo con el modelo italiano, que alabaron los representantes de las federaciones, y también tiene una visión particular. sobre la distribución de las ayudas económicas que dicha organización podría asumir.

En una reunión mantenida recientemente por los presidentes de la práctica totalidad de las federaciones deportivas se ha formulado el propósito, claro en el fondo, aunque aún no bien definido, de agruparse en una especie de organización cupular.Como ciudadanos con una ya vieja preocupación por los temas de política deportiva creemos que el hecho tiene gran interés y que procede aportar unas reflexiones.

Es importante, de entrada, que se muestre con vigor una voluntad asociativa tan clara en las cúpulas federativas. La coincidencia, además, con el programa de¡ PSOE añade de nuestra parte simpatía por el empeño. Pero en este sentido creemos que no se ha acertado con el punto de referencia: el Comitato Olimpico Nazionale Italiano (CONI), al que se aludió más de una vez en la reunión, no es precisamente fruto de la voluntad asociativa de las federaciones, sino otra cosa. Habría que fijarse, más bien, en ejemplos como la Deutsche Sportsbund de la RFA, o la Sports Federatie holandesa, o la noruega Norges Idrettsörbund u otras organizaciones cupulares parecidas existentes, en ocasiones por dobletes, en Austria (ASKO y ASO), en Finlandia (SVUL y TUL), en Suecia y en otros países.

Por cierto que ninguna de las confederaciones citadas -dicho sea de paso- alberga en su seno, si existe en el país, a la Liga profesional de fútbol.

Resulta explicable, en segundo lugar, que una agrupación como la pretendida pueda nacer para defenderse de alguien; pero es más lógico -y tiene más garantías de supervivencia- si se constituye para algo. Entre otras razones, porque podría darse que el supuesto adversario no fuera tal, y entonces la asociación nacida tendría que empezar a imaginar su proyecto. La verdad es que pensamos que puede existir un proyecto positivo: en los países citados, las confederaciones, en concertación con, la Administración deportiva, deciden qué deportes son más o menos promocionables y cuáles, aun siéndolo mucho, necesitan menos o más dinero para su desarrollo, programan campañas, planean cursos de distintos niveles, organizan congresos científicos, buscan fórmulas para asegurar la inserción socioprofesional del deportista de elite (por ejemplo, fundaciones con dinero de ambas partes), perfilan los planes de participación del deporte nacional en los grandes acontecimientos internacionales o se reparten papeles para el fomento y la organización del de porte en edad escolar.

Al hilo de este afán asociativo parece percibirse, en tercer lugar, un cierto planteamiento dicotómico Administración pública versus federaciones, e incluso alguien ha llegado a imaginar la suplantación de la primera por las segundas.

Está claro que la existencia de una Administración deportiva tiene sentido más allá de las federaciones para todos los ciudadanos no federados -que son la mayoría- y también para el colectivo de ciudadanos federados. Y nunca se tratará de que las federaciones estén dentro o fuera de la Administración deportiva española; son una parte cualificada del asociacionismo deportivo, que se beneficia en mayor o menor medida de lo que a través de la Administración deportiva haga el Estado por sus ciudadanos.

En este sentido, conviene recordar que la Administración española -la central, la autonómica, la provincial y la local- tiene cada vez más firmemente consolidada su faceta de servicio deportivo. De modo que ciertas apreciaciones resultan incompletas cuando, al hacer recuento del dinero que va a los diferentes deportes, no contabilizan los esfuerzos cada vez mayores que, por vía, de subvención, de servicios o de instalaciones, están dedicando al fútbol, al atletismo o al baloncesto, por ejemplo, las administraciones públicas de ámbito provincial o local.

Falta, ciertamente, mucho camino por andar en la búsqueda de una colaboración entre la experiencia técnica del mundo deportivo federado y los servicios al ciudadano en general. Sería otra de las tareas de esa confederación.

El sustento económico

Y está, finalmente, el tema del sustento económico de las federaciones. El principio enunciado en la reunión federativa del 11 de julio sería, más o menos, el del "dinero del deporte, para el deporte". Las dudas ante este lema son muchas.

Por ejemplo, ¿hay que considerar dinero del deporte todo lo que se recauda en concepto de entradas por la asistencia a espectáculos deportivos y todo lo que se apuesta con motivo de acontecimientos de pelota, hípica, galgos, tiradas de pichón, etcétera? ¿Habría de ir ese dinero sólo al deporte federado y a todo el deporte federado? ¿No se opera con un reduccionismo excesivo cuando el principio enunciado se maneja del modo en que se hizo en la citada reunión? En ella se citó además, como paradigma de distribución, el caso del CONI, pero no se sacaron todas las consecuencias del mismo. En efecto, este organismo italiano distribuye sólo el 28% de la recaudación del Tottocalcio en premios, mientras que nuestras quinielas dedican a premios el 55%, y aquél entrega al Estado en tasas (para los presupuestos generales, por tanto) el 25%, mientras que aquí va al Estado un 22% más un 11% pero, con destino obligado a inversiones y actividades deportivas. El CONI no subvenciona a todas las federaciones italianas, y en España está establecido el hábito de hacerlo a todas, etcétera.

La historia, por lo demás, ha sido en España peculiar, porque el decreto-ley dé 1946 por el que se estatalizaron las apuestas mutuas ni siquiera hacía referencia al deporte, sino a la beneficencia. Y la ley de Educación Física del año 1961 destina el 22%, no al deporte federado, sino a la Delegación,Nacional de Educación Física y Deportes. Sólo con la democracia, por un real decreto de 1981, se ha destinado algo de lo recaudado en el Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas Benéficas directamente a una: parcela del deporte federado: el 1%, a los clubes profesionales de fútbol.

es coordinador del Grupo Federal de Deportes del PSOE, órgano encargado de estudiar y definir la política deportiva del partido en el Gobierno, y tesorero de la Federación Española de Montañismo.

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