Lola Flores,
la Faraona, ha iniciado la publicación de sus "romances y aventuras" en un semanario, criticando dos aspectos por los que, precisamente, acaba de salir a la palestra: el dinero y la abundancia anatómica. Resulta que hace años, en Montecarlo, Aristóteles Onassis quiso hacerla reina de su corazón y, al final de una noche inolvidable, le pidió el bolso y le metió un fajo de billetes. Humillada, Lola le dijo: "Tú serás Onassis, el dueño de Grecia, pero yo soy Lola, la dueña de España y con un arte que no se puede aguantar". Aunque reconoce que, al conocerle, pensó que "como este hombre tiene tanta fortuna, yo no tendré que luchar sola", recapacita luego para afirmar que "la vida al lado de un gran millonario a mí no iba a gustarme", y lo justifica con la siguiente frase: "Con tanto placer y tanto aburrimiento como tienen las millonarias, así está su hija Cristina, tan gorda como una mesa camilla".
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