El parquímetro portátil, nuevo invento para medir el tiempo de estacionamiento en la zona de la ORA
Los conductores que dejen sus coches en la zona afectada por la Operación de Regulación de Aparcamiento (ORA) tendrán a su disposición a partir del próximo enero unos nuevos parquímetros que ha de autorizar previamente el Ayuntamiento de Madrid. Ese sistema podrá ser utilizado como alternativo de las tarjetas horarias y de residentes que se emplean en la actualidad para poder aparcar en las calles del centro de la ciudad.
Para ello, los técnicos de la Delegación Municipal de Circulación y Transportes trabajan en la redacción de los requisitos que serán exigidos a los aparatos con el fin de evitar su manipulación o su robo, según informó Emilio García Horcajo, tercer teniente de alcalde y coordinador del área en el Ayuntamiento de Madrid.Aunque la decisión municipal ha provocado que varias empresas se hayan lanzado a investigar en este campo, de momento, según la información en poder del ayuntamiento, sólo hay un parquímetro, inventado por la empresa Cibernus y homologado por Presidencia de Gobierno.
La revisión de la ordenanza fiscal sobre la ORA, realizada en el último pleno municipal, contemplaba, además de un incremento de las tarifas, la posibilidad de que el próximo año se pueda utilizar un nuevo sistema para pagar el servicio: el parquímetro portátil. Aunque la intención municipal es posibilitar la existencia de diferentes aparatos, siempre que cumplan los requisitos impuestos, de momento el único parquímetro portátil que, al parecer, existe consiste en una pequeña máquina, algo mayor que una calculadora, cuyo precio, en caso de que sea homologado por el ayuntamiento, sería de 5.950 pesetas, según informaron los directivos de la empresa Cibernus.
Ahorro de tiempo
El conductor que compre este aparato sólo tendrá que cargarlo, ponerlo en funcionamiento y colocarlo junto al parabrisas delantero. En el visor del aparato aparecerán al instante, de forma intermitente, los minutos consumidos, contabilizados segundo a segundo, que se van descontando de las horas almacenadas. La utilización del sencillo interruptor, situado en su lado izquierdo, permitirá al conductor parar automáticamente la cuenta, con el consiguiente ahorro sobre las tarjetas de la ORA, que tienen unos tiempos fijos de 30, 60 y 90 minutos.En caso de no apagar el aparato, el cómputo se verá interrumpido únicamente cuando se contabilicen 90 minutos, tope máximo permitido por el ayuntamiento madrileño para mantener un vehículo estacionado dentro de las calles incluidas en la zona del aparcamiento limitado, la ORA. En ese momento el aparato se bloqueará y en el visor se podrá ver una A, indicativa de que se ha rebasado el tiempo permitido. A partir de entonces ese vehículo podrá ser multado por el vigilante, a no ser que llegue antes su propietario y apague el parquímetro.
El aparato podría bloquearse, asimismo, en caso de que se agote la pila con la que se alimenta. Ello no borraría las horas almacenadas, pues el parquímetro cuenta también con una pequeña batería válida para conservar su memoria durante 12 años.
Con respecto al sistema de carga, los inventores de este aparato han ideado también una máquina que carga hasta 99 horas de forma automática. La máquina cargadora, denominada UPFC (unidad programadora de frecuencias cualificadas), consta de un teclado, un depósito de carga para los parquímetros y unos visores en los que se pueden ver las horas cargadas y el precio de las mismas. La persona que realice la carga deberá romper el precinto del parquímetro y retirar la placa blindada existente en la parte de atrás del aparato. Quedará sólo colocar el parquímetro en el depósito de carga, encenderlo y presionarlo hacia abajo, al tiempo que se marcan en el teclado las horas que el usuario desee y que automáticamente quedarán almacenadas. Repuesto el precinto, el aparato estará listo para ser utilizado.
Según explicó uno de los directivos de la empresa Cilbernus, creadora de am bas máquinas, en los dos primeros años de funcionamiento se calcula una demanda potencial de 200.000 aparatos, que tendrían que ser servidos con 150 máquinas cargadoras. Estas máquinas, que quedarán en propiedad de la empresa, podrían instalarse en dependencias municipales, gasolineras o sucursales de alguna entidad bancaria.
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