Otro aviso a la izquierda en Francia
LAS ELECCIONES municipales en la ciudad francesa de Sarcelles son un duro golpe para la Unión de la Izquierda y muy precisamente para el partido comunista: ocupó su alcaldía durante 18 años y ahora la cede, junto con una importante mayoría de escaños en el Consejo Municipal, a la oposición de derechas. Más aún, estas elecciones son repetición de otras anuladas por el Consejo de Estado por denuncias de fraude. Las anteriores habían sido ganadas por la izquierda con el mínimo posible, 50,1 % de los votos, pero la oposición había denunciado que los comunistas, en el poder municipal, habían falseado datos. La repetición da a la oposición un 53% de mayoría y apenas un 45% a la izquierda: parece una demostración de que el fraude existió.Sarcelles es una ciudad nueva, a unos 15 kilómetros de París. Ciudad dormitorio, como se dijo en su fundación -hace 30años-, "máquina de habitar". La Sociedad Inmobiliaria de la Caja de Depósitos y Consignaciones había realizado esta experiencia de urbanismo, con tres tipos diferentes de viviendas en grandes inmuebles, pero abundantemente dotada de zonas verdes. Sus habitantes denunciaban la inhumanidad del sistema, la falta de contactos directos entre los vecinos, el aburrimiento monótono de la construcción, las calles, las carreteras... Y una cierta angustia de quienes tenían que pagar a crédito estas viviendas nuevas. En un principio, Sarcelles era una de las ciudades que tenían el fin social de dar vivienda a quienes no la tenían (el 60% de sus primeros habitantes) o mejorar a quienes estaban en condiciones ínfimas. Pero después se convirtió en una muestra de las desgracias de la masificación. Se inventó una palabra: sarcelitis. Se la definía como "una forma de neurastenia", que se reflejaba en "indiferencia por la vida, aburrimiento tan insoportable que puede conducir al suicidio", especialmente para las mujeres aisladas. El resultado de todo ello fue la continua votación protesta que dio el poder municipal a los comunistas, fortalecida por la condición social de sus habitantes.
¿Por qué se han quedado sin ese feudo? Los primeros comunicados del PCF indican -además de la vehemente protesta contra las acusaciones de fraude- un aburguesamiento de la población: Sarcelles, al cabo de los años, se habría ido haciendo más confortable; cumplidos los pagos a plazos, abiertos comercios y lugares de reunión. No es muy consolador para el PCF que cuando una ciudad se hace humana deje de votarle. Para eso tiene otra respuesta clásica: la "falta de movilización de la izquierda". La movilización fue más bien agitada, hasta el punto de que en la jornada electoral del domingo hubo heridos y disturbios. Pero no fue profunda.
El análisis que parece más claro -si se une al resultado de otras elecciones cantonales o locales- es el del desgaste del poder político que afecta a socialistas y comunistas. Si Sarcelles ha votado siempre la protesta, la protesta ahora favorece a una oposición distinta, de derechas. La ciudad que votó un 65% a favor de Mitterrand en las presidenciales vota ahora un alcalde conservador.
Probablemente no son un buen medio de cálculo estas elecciones para la oposición de derechas, que puede hacerse una idea demasiado optimista de su situación en el país. Pero sí lo son para la izquierda, para la Unión de la Izquierda, que ve agigantarse la sombra del desencanto.
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