Mario Soares ha sido cofirmado como líder absoluto del socialismo en Portugal
El reforzamiento de la posición de Mario Soares al frente del Gobierno de Lisboa, su confirmación como líder absoluto del socialismo ¡uso y una fuerte opción para la presidencia de la República en 1985 son las conclusiones más evidentes del congreso nacional del Partido Socialista portugués, concluido el domingo.Soares prefiere poner el acento, sobre el apoyo dado por el congreso a la coalición con los socialdemócratas y sobre la "pacificación de la familia socialista", después de tres años de crisis.
En la euforia de la victoria, y después de su reelección como secretario general del partido por más del 80% de los votos, Mario Soares mostró su agradecimiento a todos "los que votaron por mí como a los que votaron contra mí"; prometió tomar en cuenta algunas críticas expresadas -aunque considere que no hay alternativa a la política seguida por el PS en el Gobierno-, y celebró la nueva fase que se abre en la vida de un PS "finalmente reconciliado" pese a los "sectarios de ambos lados".
La nueva comisión política elegida, en la que la ex mayoría dispone de 97 puestos frente a 37 del ex secretariado y seis de la Esquerda Laboral de Marcelo Curto, tiene todavía importantes decisiones que tomar: es ella la que elige la comisión permanente, verdadero organo dirigente del partido, y Soares tendrá que, vencer aún algunas resistencias de sus incondicionales para dar lugar a uno o dos representantes de la ex minoría, como Vitor Constancio y Jorge Sampaio, dos de los tecnócratas que Soares tiene interés en recuperar.
Soares rechazó como "prematura y desestabilizadora" una iniciativa, apoyada por más de 500 firmas de congresistas, para designarlo, desde este mismo momento, candidato oficial del PS a las elecciones presidenciales de 1985. "Hay que acabar con la tendencia a crear falsos problemas", opina Soares, y "concentrar todos nuestros esfuerzos en vencer la crisis económica", que es el objetivo que debe preocupar a todos los socialistas y a todos los demócratas.
Y con esta llamada al orden a sus más entusiastas seguidores, Soares tenía seguramente en mente a su aliado socialdemócrata, y las dificultades de Carlos Mota Pinto y de sus ministros del Partido Social Demócrata (PSD) en disciplinar al otro miembro de la coalición de Gobierno.
Toda la plana mayor del PSD estuvo presente en la parte final del congreso del PS, que la aplaudió en pie, pero la aprobación, por los socialistas, de la legalización del aborto es, sin ir más lejos, un problema capaz de agitar las aguas en el PSD, cuando el Partido Comunista plantee de nuevo el debate parlamentario sobre la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.
El tema de la desmarxización del Partido Socialista, con la eliminación de cualquier referencia a la docirina de Marx del programa y la declaración de principios del PS, quedó aplazado para ulterior decisión de la comisión nacional, por iniciativa de Manuel Alegre y de Jaime Gama. Este último, ausente de parte de los trabajos del congreso, consiguió con esta intervención confirmar discretamente, su condición de actual delfin del secretario general.
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