Talal Abdul Aziz, héredero de Arabia Saudí
Hoy llega a España en visita oficial
Le llaman el príncipe de los petrodólares o el príncipe de los pobres, pero el hermano del rey Fahd de Arabia Saudí, el príncipe Talal Bin Abdul Aziz al Saud, prefiere su título de embajador especial del Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. Desde abril de 1980, este miembro de la casa real saudí recorre incesantemente el mundo en su avión privado para hablar de los problemas de los niños en las áreas más pobres del mundo y recabar fondos para ayudarles. Hoy llega a España en visita oficial, y se entrevistará con el rey Juan Carlos, con el que ha conversado personalmente en varias ocasiones, y otras muchas como radioaficionado, afición que comparte con el monarca español.
Piensa que, con escasas excepciones, como podrían ser Italia, Holanda y los países escandinavos, las naciones europeas en general no están haciendo lo suficiente para ayudar a los niños del Tercer Mundo. De ahí su interés en divulgar los trabajos del Unicef. "No vengo a pedir dinero a España", asegura, "sólo a hablar, a explicar las miserables condiciones en que viven millones de niños".Lejano en la línea de sucesión al trono saudí, el príncipe Talal, de 51 años, casado y con nueve hijos, ha dedicado su vida al Unicef, con el que piensa seguir trabajando indefinidamente "si ellos me quieren". Antes fue ministro de Economía y de Comunicaciones y embajador de Arabia en París. Tiene fama de liberal y de reformista, lo que al parecer molesta a los sectores más conservadores de la sociedad saudí. En 1950 defendió la abolición de la esclavitud en Arabia, y siete años después creó la primera escuela para mujeres.
En una entrevista recientemente concedida a un enviado especial de EL PAI S en Colombo (Sri Lanka), el príncipe Talal Bin Abdul Aziz al Saud se lamentó de la imagen que algunos países árabes tienen en Occidente. "Nos ven exclusivamente como mercaderes del petróleo. Y no es eso, tenemos nuestra cultura propia, una cultura ancestral, de la que nos sentimos muy orgullosos. Me han dicho que en las escuelas occidentales los africanos y orientales tenemos muy mala imagen, y me gustaría convencerles de que somos seres humanos, como ustedes".
Niega el príncipe saudí que su apostolado en favor de los niños pobres esté motivado por razones religiosas: "Es cierto que el islam nos alienta a ayudar a los demás. Yo soy musulmán, pero no creo que esto influya especialmente ni que haya diferencias sustanciales con fieles de otros credos a la hora de trabajar por la paz y el bienestar". Además de ser embajador especial del Unicef, preside el Agfund, programa del golfo Arábigo para las organizaciones humanitarias de las Naciones Unidas, al que siete Estados árabes donan anualmente 91 millones de dólares (más de 13.000 millones de pesetas), de los que 60 millones corresponden a la contribución de Arabia Saudí.
"Nuestro fondo no hace diferencias étnicas, religiosas o políticas, y de él se han beneficiado países tan dispares como Cuba, Etiopía, Tanzania o Guatemala, principal mente en proyectos de potabilización del agua o de saneamiento. No tratamos con Gobiernos, sino con los pueblos. Además, hemos donado casi millón y medio de dólares para los inválidos, un sector social marginado en todo el mundo y que agrupa a 500 millones de personas, de los que 200 millones son niños", afirma. Ha recorrido prácticamente todo el mundo a bordo de su avión Boeing 727 para visitar proyectos del Unicef y pedir ayuda para la organización. Asegura que, pese a la caída de los precios del petróleo, Arabia Saudí y los restantes Estados del golfo Arábigo mantendrán sus cuotas de ayuda a las naciones menos favorecidas durante los próximos dos años. La crisis del petróleo, que tan perjudicial resultó para el mundo en vías de desarrollo, no fue culpa de los países productores, según Talal, sino de las compañías occidentales.
Para resaltar la eficacia del Unicef, Talal señala que esta organización de las Naciones Unidas emplea en gastos administrativos solamente el 7% de su presupuesto, mientras que en los Gobiernos se va en estos gastos hasta el 26% de los fondos.
Más información en la página 15
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