Cola con tumbonas ante el conservatorio.
Como en años anteriores, se hace interminable la cola de los futuros estudiantes de música y sus padres ante el Real Conservatorio, en la madrileña Plaza de Isabel Il. Para combatir el tedio durante 20 o 30 horas de espera para conquistar una de las 600 plazas de primero de solfeo, los más jóvenes escuchan música en la radio, las señoras trabajan en alguna labor de ganchillo y los niños cambian cromos de futbolistas o tebeos. Los más precavidos se han llevado la tumbona.
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