Investigación oficial sobre los policías que intervinieron con gases en una fiesta
"La actuación de los funcionarios adscritos al 091 que intervinieron con gases lacrimógenos en la barriada del Zaidín fue desafortunada y está siendo detenidamente investigada para esclarecer si también existió negligencia", ha manifestado el jefe superior de policía de Granada, Juan José Lesmes, en relación con el caso de los nueve niños y varios adultos que resultaron intoxicados en la madrugada del lunes, al arrojar un policía nacional un bote de gases en el interior del local donde se celebraba el bautizo de un recién nacido.De acuerdo con Lesmes, si de la investigación se deducen responsabilidades personales del policía en cuestión, al margen de las actuaciones judiciales que se deriven de la denuncia interpuesta por los familiares de los afectados, se le aplicarán al agente "las correspondiente medidas gubernativas y sanciones disciplinarias a que se haya hecho acreedor".
El gabinete de Prensa de la jefatura ha difundido un comunicado público en relación con el tema, en el que ofrece una versión de los hechos que entra en clara contradicción con las declaraciones de los afectados recogidas ayer por este diario. Según esta versión oficial, la patrulla de la Policía Nacional acudió al local donde se festejaba el bautizo hacia las dos de la madrugada -y no a la una como afirman los denunciantes-, después de haber recibido varias llamadas telefónicas de distintos vecinos quejándose de que el ruido de la fiesta les impedía dormir.
"Fue comisionado un coche patrulla de la Brigada Regional de Seguridad Ciudadana", dice textualmente el comunicado de la jefatura de policía, "para que se personaran en el lugar de los hechos, y, tras comprobar, que, efectivamente se trataba de una fiesta en la que la música estaba muy alta, el dueño del local fue requerido para bajar el volumen, prometiendo éste que así lo haría".
A pesar de la advertencia, el ruido y las quejas de los vecinos se prolongaron, según esta versión, durante tres horas más, por lo que la patrulla "se desplazó del nuevo al lugar en cuestión y volvió a instar a los reunidos para que bajasen el volumen del aparato musical". Es decir, la policía habría vuelto a las cinco de la madrugada. "En ese momento, y de forma accidental", continúa. la nota de la policía, "a uno de los componentes del coche patrulla se le cayó al suelo el spray de gas lacrimógeno, disparándose y alcanzando a diversas personas las emanaciones producidas por el mismo".
El comunicado oficial de la policía incurre en otra contradicción al añadir que, ante la actitud demostrada hacia los funcionarios por parte de las personas allí reunidas, otro miembro de la referida dotación "se vio obligado a usar el spray como mejor medio disuasorio, ya que es completamente inofensivo".
"La nota nos ha dejado perplejos", ha declarado a este periódico uno de los afectados. "Por un lado, no entendemos el lío que se han hecho con las horas, y por otro, o se trató de un accidente o de un caso de mal entendida defensa personal, pero lo que está claro es que no pudieron ser ambas cosas a la vez. Respecto a la inofensividad de los gases, más vale no hacer comentarios".
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