La recuperación económica no durará más allá de 1984, según la UNCTAD

La reactivación económica que experimentan algunos países industrializados es una efímera fusión que corre el riesgo de desvanecerse a finales de 1984. Las razones dé este diagnóstico pesimista las explica la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) en su último informe sobre La crisis económica mundial actual.El documento sostiene que la fragilidad coyuntural es muy grande y las perspectivas inmediatas nada halagüeñas, a menos que se tomen medidas urgentes a nivel internacional para potenciar y acelerar el crecimiento en los países en desarrollo (Tercer Mundo).

Las causas principales de este sombrío panorama económico son, en resumen, las tres siguientes: a) La persistencia de las elevadas tasas de interés en los Estados Unidos y su propensión al alza. b) Los condicionamientos que acompañan a la mayoría de los préstamos concedidos por los bancos internacionales. c) El progresivo aumento de las tasas de cambio del dólar estadounidense provocando "inflación importada" en otros países,de economía de mercado (Europa Occidental). Estos condicionamientos, sostiene la UNCTAD, se ven agravados por la tendencia alcista de los tipos de interés, el anquilosamiento de las capacidades de producción, la falta de inversiones y el poco estímulo que representa el consumo. A menos que la demanda final no crezca suficientemente y reabsorba los excedentes de producción potenciando las inversiones, la recuperación económica no durará más de 12 o 18 meses, según los cálculos de la UNCTAD.

El crecimiento "elásticamente moderado" que parece detectarse en los países industrializados no es más que un espejismo. Según el informe, existen fundados temores de que las economías occidentales, tras haber levantado cabeza, no logren enderezarse: el Tercer Mundo continúa sufriendo un deterioro notable en las ventas de sus productos de base, la demanda mundial no crece, el volumen del comercio disminuye, las medidas proteccionistas se multiplican, la ayuda pública al desarrollo se retrae, la deuda exterior aumenta y las dificultades para acceder a los mercados de capitales son cada vez mayores. El impacto de la crisis actual ha alcanzado también, constata el informe, a los países del bloque comunista.