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La tormenta vendedora pasó tan rápidamente como había llegado

Que las tormentas de verano pasan igual que llegan es algo universalmente conocido. Por tanto, de la misma forma que en las jornadas de apertura de la semana las órdenes vendedoras descargaron toda su furia sobre los corros bursátiles, ayer había amainado notablemente la borrasca, hasta el punto de que los primeros rayos del sol comprador comenzaron a filtrarse y se iniciaron las primeras recuperaciones. El análisis de este drástico cambio en la actitud de los especialistas no tiene una explicación fácil. Posiblemente, el análisis más sencillo lleve a la conclusión que, de la misma forma que se desataron las furias vendedoras, desaparecieron. No obstante, la situación continúa siendo un tanto engañosa, por cuanto el control que se ha establecido sobre algunos valores concretos puede proporcionar una perspectiva desenfocada de las escasas posibilidades reales que objetivamente presenta el mercado.De esta forma, la importante reducción que expresaba el saldo vendedor de los siete grandes en el mercado madrileño, con una cifra conjunta que no alcanzaba los 45.000 títulos, puede responder más, según algunos testimonios, a la estrategia de los propios encargados de la tutela bursátil de estos valores que a una reducción de la oferta real. Según estas tesis, aceptadas como posibles por un amplio sector de los especialistas, las órdenes de venta estarían siendo reconducidas por unos canales distintos a los ordinarios y preestablecidos, para evitar la aparición de unos restos excesivamente abultados, que pudieran inducir al desánimo del colectivo inversor.

Los argumentos que apuntan esta posibilidad se apoyan en el hecho de que, a pesar del mejor ambiente del que se pretendía dotar a la negociación de las acciones de estas entidades, todas ofrecían pequeñas diferencias vendedoras. Junto a esto, parece extenderse la impresión de que alguna de estas entidades pudo establecer en las reuniones de ayer los planteamientos que suelen preceder a una mejora de cierta consideración en los precios. Los barridos de órdenes de venta se prodigaron y la impresión que existía al cierre era que, salvo imprevistos, alguno de estos valores podría mejorar hoy sus precios.

En el resto del mercado resultó importante la mayor tranquilidad que se observó entre los operadores que acudían a los corros eléctricos, y la discreción con que se generaron las bajas en franco contraste con las tensiones de la reunión anterior. El dinero de inversores foráneos continuó constituyendo el último argumento al que se recurría para explicar situaciones de difícil comprensión, mientras que los inversores han comenzado a retomar posiciones, fundamentalmente en las empresas cementeras.

"Compre aciones de sociedades rentables, y, sobre todo, que tengan posibilidades de seguir ganando dinero", es la consigna que imparten con suficiencia los gestores a- sus clientes. Lo difícil es, en estos momentos, establecer los modelos formales que pueden responder satisfactoriamente a estas dos premisas.

El debate parlamentario no parece haber tenido mayor influencia en el comportamiento del mercado, salvo que con las bajas del martes se pretendiera dar un toque de atención a los responsables del Gobierno que comparecían por primera vez desde su acceso al poder para dar cuenta de una forma global de su gestión.

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