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ANDALUCÍA

Resurge el chabolismo ilegal en Matalascañas, en las inmediaciones del coto de Doñana

Matalascañas, localidad costera perteneciente al Ayuntamiento de Almonte, ha vuelto a tener problemas derivados del chabolismo que un determinado sector de veraneantes de pueblos cercanos se empeña en poner en la playa, a pesar de que el año pasado el Gobierno Civil de Huelva se decidiera a erradicar mediante buldozers los casi 12 kilómetros de chabolas construidas ilegalmente en la playa.

El problema del chabolismo ha vuelto a resurgir esta temporada con las mismas características que el año pasado, es decir, construcciones sin instalaciones sanitarias, muchas de ellas camufladas bajo los pinos de Doñana, donde se hace fuego al aire libre con el consiguiente riesgo de incendio para una zona tan próxima al parque nacional. El Ayuntamiento de Almonte ha iniciado expedientes en base a la ley del suelo, en cada momento que van apareciendo las acampadas, por tratarse de terrenos de propiedad privada donde no puede actuar directamente. Con fecha de 29 de junio, se recibió en el Ayuntamiento un escrito de la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía ordenando la erradicación de las chabolas, de acuerdo con el Decreto 3.787 de 1970 sobre Requisitos Mínimos de Infraestructuras Turísticas. El Ayuntamiento de Almonte comunicó en días siguientes a la Junta la imposibilidad de llevar a efecto esta orden por la postura de enfrentamiento de que daban muestras los acampados.El gobernador civil de Huelva recibió, asimismo, una petición urgente del Ayuntamiento sobre la necesidad de una nueva intervención gubernativa para paralizar de inmediato y hacer desaparecer este incipiente chabolismo. Hasta la fecha, y pese a las repetidas peticiones por parte del Ayuntamiento, el Gobierno Civil de Huelva y la Junta de Andalucía no han decidido tomar cartas en el asunto, esperándose, según fuentes del Gobierno Civil, que entrado el otoño comiencen los trabajos de derribo.

Por otra parte, se da el dato curioso de que los constructores de estas chabolas no pueden ser incluidos en el término turismo social, acuñado para denominar a los veraneantes teóricamente más modestos, ya que estas seudoconstrucciones son alquiladas a precios que alcanzan en plena temporada las 50.000 pesetas por chabola.

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