Los sindicatos británicos

En el congreso de Blackpool, que terminó sus trabajos el 9 de septiembre, los sindicatos británicos han extraído de la victoria conservadora de junio una doble lección: por una parte deben convivir cuatro o cinco años con la señora Thatcher, que nunca ha manifestado una simpatía desbordante por las organizaciones obreras; por otra parte, el Partido Laborista ya no es el sucesor natural de las administraciones conservadoras. (...)El congreso de Blackpool señala un cambio. Los jefes de fila del ala izquierda que continúan pensando que el boicoteo del Gobierno, el rechazo de una política de salarios y las huelgas políticas representan la línea justa, aunque incomprendida por la base, se han encontrado en minoría. Siguiendo al secretario general, Len Murray, y al nuevo comité ejecutivo, donde la derecha dispone de una, confortable mayoría, los delegados han aprobado la reiniciación, del diálogo con el Ministerio de Trabajo. De esta forma esperan que la negociación les permitirá suavizar la nueva reforma de los sindicatos preparada por el Gobierno conservador. A la vez vivero y prestamista de fondos del laborismo, los sindicatos no ven con alegría una ruptura de sus relaciones con ese partido. ( ... )

, 12 de septiembre