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Las naciones ricas deben pagar su cuota en la solución de los problemas de Latinoamérica

Las naciones ricas también deben pagar su cuota de sacrificio en la solución de los graves problemas financieros de Latinoamérica. Esta puede ser una de las conclusiones más importantes de la conferencia auspiciada por la Organización de Estados Americanos (OEA) para buscar una solución a los problemas de financiación exterior que atraviesa la región y que fue clausurada en Caracas el pasado viernes por el ministro de Hacienda de Venezuela, Arturo Sosa.

Sosa, en el discurso de clausura, destacó que la conferencia ha puesto de relieve que a los países de Latinoamérica y del Caribe no se les puede negar que son deudores serios y responsables, y merecen, por consiguiente, un trato apropiado por parte de la comunidad financiera internacional en el procesó de refinanciación de sus deudas externas; también se ha demostrado que, en vez de ser adversarios, Estados Unidos y América Latina y el Caribe tienen relaciones propias de socios en una empresa común que es el hemisferio.La mayoría de los asistentes a la conferencia, en sus conclusiones finales, han coincidido en señalar que todas las sesiones de trabajo se han caracterizado por una excelente disposición al diálogo, el entendimiento y la cooperación, pero siempre, en el plano de la discusión teórica. Tanto las intervenciones de los representantes de los países deudores, casi todos los latinoamericanos, como las de los países acreedores, representados por Estados Unidos, han señalado la necesidad de buscar una salida lo más equilibrada posible frente a los intereses contrapuestos de ambas partes.

Apoyo norteamericano

Esta expresión de buena voluntad negociadora queda, sin embargo, supeditada a las soluciones concretas que se han esbozado en las intervenciones, destacando entre estas últimas el unánime clamor por que las naciones ricas también paguen su cuota de sacrificio en la solución del problema. En este sentido se señaló que, si bien los deudores cometieron errores en su política económica, los países prestamistas tuvieron buena parte de responsabilidad en ello, pues en su afán por obtener ganancias casi forzaban a los primeros a aceptar nuevos créditos. Igualmente se insistió en que, si no hay solución para los países en vías de desarrollo, tampoco la habrá para las naciones fuertes, y que la solución final pasa por un entendimiento y un "ceder todos un poco".Un hecho significativo de la conferencia lo constituyó la postura de Estados Unidos, encaminada a lograr un consenso en relación a la declaración final, Bases para un entendimiento. Aunque el subsecretario norteamericano del Tesoro, Beryl Sprinckle, expresó ciertas reservas sobre alguno:; planteamientos, en términos generales subrayó que la mayoría de los aspectos recogidos en el documento tenían el apoyo de su país, "a pesar de que todo estaba redactado cuando llegamos".

La declaración recomienda la evaluación de alternativas para adecuar el servicio de la deuda externa latinoamericana a la capacidad de pago de cada uno de estos países. También aconseja incentivar las exportaciones de los países latinoamericanos y del Caribe hacia países industrializados para impulsar así la recuperación económica de la zona. Uno de los aspectos sobre el cual Estados Unidos hizo hincapié fue la eliminación de las medidas proteccionistas en los países en desarrollo como un paso fundamental para favorecer el intercambio comercial interregional. Aunque algunos observadores han indicado que en la declaración final existen concesiones importantes a Estados Unidos, destacan que se ha logrado un diálogo con Norteamérica en términos que reflejan unavoluntad para buscar soluciones al problema del endeudamiento latinoamericano.

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