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El Atlético se aprovechó de la fragilidad blanquiazul

La inexperiencia se paga cara en el fútbol y el Español recibió de manos del Atlético de Madrid un severo correctivo en el arranque liguero. El conjunto rojiblanco supo aprovechar los fallos del rival y comienza así el torneo de la regularidad con dos positivos, que suponen a los hombres de Luis Aragonés una prima de 220.000 pesetas y quizá el que su presidente, Vicente Calderón, reconsidere esa política de congelación salarial. Antoni Baró, presidente blanquiazul, se quedó muy pensativo. No había para menos.El aficionado españolista que acudió ayer a Sarriá estaba ansioso de ver fútbol. Y fue al estadio sin acordarse del 1-5 del Madrid. Y, por eso, aplaudía con fuerza las evoluciones de un espigado chaval, sin formar físicamente, que lucía el número 11 a la espalda, el número del ex capitán Rafael Marañón. Solé, uno de la nueva ola, que ha llegado al Español procedente del Olot, realizó tres o cuatro jugadas de mérito, que no encontraron un justo premio.

JOSÉ MARIA SIRVENT, Barcelona

RIDRUEJO, Pamplona

El yugoslavo Milorad Pavic, que sorprendió a todos situando a Domínguez bajo los palos, por una supuesta y repentina gripe de Nkono, planteó un partido de contención. Dejó solamente a dos hombres en punta, Mauri y Giménez, incrustando a Solé en el centro del campo. Luis Aragonés le respondió con indéntica táctica, siendo Hugo Sánchez y Pedraza los dos únicos atacantes atléticos, mientras Rubio ayudaba a sus compañeros en las labores de contención, más que en las de creación.

El Español, que no ha adquirido una buena preparación física en la pretemporada, dominó durante la primera parte, aunque de una forma sincopada. Sus hombres tomaban unos segundos de descanso, después de cada ataque y facilitaban la labor destructora de un Atlético que riada hacía por inquietar a Domínguez. El fútbol, a veces, es injusto y por eso los blanquiazules pudieron llegar al descanso con un par de goles a su favor. Pero ni Mauri, que falló increíblemente uno, ni Giménez fueron capaces de batir a Mejías.

"No será fácil que volvamos a repetir este resultado", comentaba Luis al final del partido. El técnico atlético reconocía las facilidades que había dado el Español, pero él también propició el desastre blanquiazul con un cambio táctico que daría otro signo al encuentro. Dio entrada a Landáburu, consciente del bajón físico de Lauridsen y Márquez destrozando por completo a un equipo que comenzó a comete fallos de principiante.

El silencio era sepulcral en Sarriá cuando los jugadores rojiblancos marcaban los goles del triunfo. Sólo algún aficionado, que antes aplaudió al jóven Solé, se atrevía a comentar: "Parecen viejas, no pueden correr. Tanta renovación es perjudicial". Domínguez salía del campo con la pesadumbre que da recoger cuatro veces el balón de su portería, después de tanto tiempo sin jugar. Fue el precio a la inexperiencia. El Atlético actuó con inteligencia y tiene en sus filas a hombres jóvenes, pero más formados. Para el Español la Liga se inicia casi como terminó la anterior: sufriendo. Para los rojiblancos, todo lo contrario.

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