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Crescendo musical

Muchas cosas se podrán decir de la sesión del viernes en los mercados de valores, y una de ellas será, sin lugar a dudas, que ha sido perfectamente coherente con la evolución del mercado durante toda la semana. Cada sesión ha sido casi una copia de la anterior, pero en conjunto han mantenido la forma de un crescendo musical, aunque el final no ha sido precisamente apoteósico. Si al principio había desconfianza entre los inversores, al final se podía encontrar temor, en el mejor de los casos. Lo que el martes fueron órdenes de venta todavía indecisas terminó por convertirse en una corriente genérica que se llevó casi todo Por delante.Una de las notas características de las bolsas es, que la incertidumbre cotiza a la baja y no puede ser de otra manera. Lo curioso es que en esta ocasión las dudas y temores se han ido auto alimentando, ya que no hay ninguna causa definida que los haya originado, tan sólo el presentimiento, en muchos casos convertido en certeza, de que en septiembre las cosas van a estar mal por estos pagos.Resulta extremadamente sencillo sacarle punta a cualquier detalle con tal de encontrar base para los propios argumentos, y así, el hecho de que los grandes bancos hayan venido retirando, en general, cantidades inferiores el 50% de los saldos que registraban cada día, se ha interpretado como una de que estas entidades han dejado de prestar apoyo a sus propios títulos. El resto es muy fácil de suponer: la inversión a corto ha huido ante la falta de apoyo de los bancos, y en su huida se ha llevado lo que ha podido.Para justificar esta actuación se ha utilizado todo tipo de argumentos, siendo una de las razones más perentorias para vender títulos eléctricos el seguro recorte en el pago de dividendos que estas compañías realizarán en breve.

La misma caída de los precios de los valores bancarios y eléctricos es suficiente motivo para vender el resto y esperar a ver qué pasa. No es, pues, de extrañar que mientras que la contratación de acciones se ha venido manteniendo en unos niveles casi testimoniales, el mercado secundario de pagarés del Tesoro ha registrado unos volúmenes de contratación que, sin ser elevados, dan cuenta de por dónde anda parte del dinero que no se invierte en acciones.

El caso es que a lo largo de la semana los mercados de renta variable han venido perdiendo posiciones y que los resultados finales son francamente negativos, aunque no muy preocupantes . Las pérdidas acumuladas alcanzan el máximo en Barcelona, que suma 3,17 puntos, y el mínimo en Bilbao, con 2,05.

La contratación ha tenido sus sorpresas en el mercado catalán, en donde el martes superaron los 400 millones y el jueves estuvieron a punto de llegar a los 600. Aparte de estos saltos, que no han afectado la marcha normal del mercado, por dirigirse el dinero hacia uno o dos valores solamente, lo escaso del negocio le resta algo de importancia a las pérdidas.

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