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Tribuna:
Tribuna
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Delicias

Ignoraba que, a estas alturas de mi vida, ya casi devorada por el aburrimiento y a un paso de cometer el irreparable desafuero de leerme las obras completas de los estructuralistas, iba a descubrir nuevos motivos de interés para seguir viviendo, para ponerme la peineta y salir otra vez a la calle con la pechera muy alta.Y los tengo. Los motivos, digo. Una vez más, debo de agradecer el don a los periódicos. Ubicadas en las secciones de Internacional y Sociedad, respectivamente -a falta, supongo, de un apartado especificó dedicado a las ciencias naturales-, leo dos informaciones, que me ponen el vello hecho un helecho de pura emoción.

Para empezar, resulta que un macho cabrío le inordió el pene a Adolfo Hitler en su más tierna edad -de Hitler, no del animalito-, por haberse empeñado el futuro Führer en hacerle pipí al bicho en la boca. Claro, era lo mínimo. que podía oponer la bestia ante el ultraje: dejarle el miembro viril convertido en un pasacintas. De cualquier modo, la sana moraleja que podemos extraer de la publicación de esta noticia es que por fin queda aclarado el enigma histórico que suponía la perpetua cara de mala horchata de la novia de Hitler, Eva Braun. Descifrado el misterio, puedo dormir tranquila.

Por otra parte -y he aquí la segunda información-, parece que el Gobierno chino ha tomado cartas, por fin, en el espinoso asunto de la repoblación de bambúes para alimentar a los escasos osos panda que por el mundo trotan. Aparte de que ya nunca más podré cenar en un restaurante cantonés sin sentir atroces remordimientos de conciencia, es de aplaudir el entusiasmo que les ha entrado por facilitarles la vida a esas pobres criaturas que lo tienen todo en contra, menos a Tierno Galván. Los panda, que no saben cómo darse una alegría al cuerpo, pero no por lo de Hitler sino por una mera falta de práctica, por lo menos van a poder entregarse al vicio de la gula antes de que el primer forajido llegado de un laboratorio se ponga a inseminarlos como un loco.

Jamás pensé que agosto, en su segunda mitad, se abriera ante nosotros con semejante frondosidad informativa. Como esto siga así, ,voy a tener que enviarme nardos a mí misma para felicitarme.

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