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Consolidación de las acciones bancarias

Los mercados de acciones mantuvieron durante las reuniones de ayer un nivel de actividad agonizante, donde cruzar partidas superiores a los 1.000 títulos era considerado como una hazaña revestida de un mérito especial, mientras que como resultado positivo se ofrecía una suave evolución alcista de los precios de una parte significativa de los títulos con mayor capitalización bursátil. Estas subidas encontraban su mejor apoyo en la propia atonía del mercado, que facilitaba sustancialmente la labor de sus cuidadores, quienes actuaron con un apreciable nivel de comodidad.Las convulsiones a las que dio lugar la decisión gubernamental de incrementar en un punto el coeficiente de caja a las entidades de depósito, bancos y cajas de ahorros, se quedaron prácticamente en eso.

Sus efectos han sido realmente escasos y previsiblemente en las próximas jornadas se generalicen los avances, discretos, eso sí, en las cotizaciones del sector bancario, correspondiéndose directamente con las reducciones en los saldos vendedores que vienen presentando estas entidades a diario y que ayer ya se limitaban en el mercado madrileño a poco más de 20.000 títulos para el conjunto de los siete grandes.

Los efectos negativos del incremento del coeficiente de caja se magnificaron en un primer momento, aunque la realidad es que su repercusión bursátil ha terminado resultando insignificante. La propia ausencia de inversores que determina la época estival ha sido un factor determinante a la hora de que el número de títulos puestos a la venta no resultase agobiante.

Por otra parte, las propias entidades han mostrado una importante firmeza a la hora de cuidar la evolución de los precios de sus acciones. Según se comenta en algunos círculos especializados, la banca puede tener que enfrentarse a una coyuntura bursátil bastante más adversa en los próximos meses, y como consecuencia de ello no estaba dispuesta a ceder posiciones en unos momentos como los actuales, en los que se podía conseguir un control relativamente sencillo de la situación.

El grupo eléctrico ha asumido, un día más, el papel de cenicienta del mercado. Su indicador particular era el único que cedía posiciones en el mercado madrileño. Las siete centésimas de pérdida que registraba, con ser una porcentaje casi ridículo, expresaban la falta de atención a la que los inversores vienen sometiendo a estos valores.

Sus posibilidades inmediatas son puestas en tela de juicio por la mayor parte de los pocos especialistas que continúan asistiendo a las reuniones, aunque precisamente la falta de fuerza mostrada por la oferta constituye una baza apreciable a su favor, en el caso, aparentemente poco probable, de que los operadores a corto pla zo se decidieran a patrocinar algún golpe de mano arriesgado antes de que regrese el grueso de los veraneantes.

Con todo, las bolsas españolas continúan estos días resultando un monocultivo de Telefónica, tanto por la atención que prestan a este valor los inversores como por la importancia que tiene la evolución del precio de sus acciones en los respectivos índices generales de los cuatro mercados, así como por el peso cualitativo que presentan sus volúmenes de negocio en los totales diarios.

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