La niña que falleció en Valencia murió por asfixia y no intoxicada
La niña de 11 años Milagros Hernández García, que murió el pasado miércoles antes de ingresar en la Residencia Sanitaria de Sagunto, no falleció a causa de la intoxicación registrada en el chalé donde pasaba las vacaciones, sino por asfixia por los vómitos ocasionados por la gastroenteritis. Fuentes oficiales de la Diputación Provincial de Valencia, que alquiló la residencia para holganza de los niños de su beneficencia, aseguraron este extremo y confirmaron que los otros 8 niños y niñas hospitalizados en el Hospital General de Valencia sufren gastroenteritis benigna por causa todavía no determinada.Esta versión fue apuntada también por la dirección de la Residencia Sanitaria de Sagunto, aunque cualquier afirmación definitiva se remitió a las conclusiones del juez instructor de Sagunto, cuyas diligencias no han terminado puesto que los cultivos efectuados en la autopsia requieren un período de 48 horas para ofrecer resultados.
El cadáver de Milagros permanecía ayer en el depósito de la Residencia Sanitaria mientras sus familiares determinaban su entierro.
Por su parte los otros 8 niños y niñas permanecían internados en el Hospital General de Valencia, en el servicio de Pediatría, registrando una notable mejoría de la intoxicación producida tal vez por algún alimento o por agua ingeridos durante su permanencia en Villa Jacinta. Enesta casa de recreo pasaban el verano acompañados por tres monjas de la casa de la Beneficencia, dependiente de la corporación provincial.
La Diputación ha abierto una investigación en colaboración con el servicio epidemiológico de la Consejería de Sanidad, Trabajo y Seguridad Social para determinar el origen de la intoxicación, cuyos primeros síntomas surgieron en los niños después de la comida del martes. Hasta la mañana del miércoles no se procedió a su traslado a centros hospitalarios.
La pequeña Milagros residía en la Casa de Beneficencia de Valencia y realizaba sus estudios de educación especial en el Centro Marqués de Dos Aguas de Massanasa. Fuentes del profesorado del centro señalaron a este diario que registraba en su personalidad desequilibrios por falta de afectividad, pero que carecía de disfunciones fisícas típicas, como epilepsia, parálisis cerebral o mongolismo.
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