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Las madres británicas tienen miedo tras el asesinato de dos niñas

Soledad Gallego-Díaz

Dos niñas de 11 y 5 años har muerto asesinadas en Gran Bretaña en un plazo de 12 meses. La policía cree que el asesino es la misma persona: tal vez un hombre de 30 a 40 años, con el pelo oscuro, mal aseado y con gafas. La caza ha comenzado.Las madres, aleccionadas por la policía, impiden que los niños se muevan solos por las calles de pequeños pueblos en los que todo el mundo se conoce, y cientos de llamadas bienintencionadas bloquean las centralitas de las comisarías: "Yo vi a la pequeña Carolina poco antes de que 1 a mataran", "busquen a un extranjero que pasaba sus vacaciones en un pueblo cerca de Edimburgo", "alguien ha querido acercarse a mi niña"

La pesadilla comenzó hace dos semanas. La pequeña y rubia Carolina Hogg, de 5 años, salió de su casa, cerca de Edimburgo, para corretear por una feria y nuna más volvió a vérsela con vida. Su cuerpo, sin ropa, apareció tres días más tarde en una cuneta en las prosimidades de Leicester. La identificación fue posible gracias al informe del dentista de la pequeña.

La policía se puso en marcha y buscó antecedentes: 12 meses antes, otra niña, Susan Maxwell, de 11 años, había desaparecido. Su cuerpo fue encontrado dos semanas más tarde cerca de Uttoxete. Los dos casos ofrecen similitud: desaparecieron un viernes por la tarde, había una feria en su pueblo y los cuerpos fueron encontrados cerca de una carretera principal, a unos 50 kilómetros de distancia uno M otro.

Trabajó para' Miriam'

Los 13 oficiales de policía que en diferentes partes del país llevaban a cabo las investigaciones sobre ambas muertes fueron puestos bajo las órdenes de un solo comisario, Hector Clark. Se trata de impedir que la descoordinación entre las fuerzas policiales haga que se pierdan pistas valiosas. Así ocurrió en el caso del estrangulador de Yorkshire.

La policía estudia cómo utilizar en sus investigaciones a Miriam, un nuevo ordenador valorado en más de 130 millones de pesetas, instalado recientemente por el Ministerio de¡ Interior en Essex. Todo el sofisticado sistema de ordenadores de la policía ayudará a procesar la información que se va acumulando. El primer resultado ha sido la localización de un posible testigo o sospechoso. Alguien denunció que en los días en los que Carolina desapareció, un extranjero, que hablaba bien inglés, se encontraba alojado cerca de su casa. Pocas horas después la policía le identificaba como Fritz Witte, de 45 años, alemán, profesor de escuela, residente cerca de Dortrnund, en la República Federal de Alemania.

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El profesor fue requerido por la policía de su ciudad para que explicara sus andanzas en Escocía. "Esto es absurdo", afirmó Wítte. "Hay periodistas ingleses que me llaman por teléfono para pedirme que confiese que he matado a una niña a la que no he visto en mi vida". Fritz Witte está indignado: "Matar niñas pequeñas puede ser el deporte nacional en Gran Bretaña, pero no en mí país. Soy muy mayorcito para ir a ferias".

Lo más probable, afirma la policía, es que el asesino sea un conductor profesional o un viajante de comercio; por eso los cuerpos aparecen cerca de una carretera. La suposición es inquietante, porque el maniático puede volver a golpear en cualquier parte adonde le lleve su trabajo.

El inesperadamente caluroso verano británico -se han alcanzado temperaturas desconocidas desde hace más de 20 años- está siendo pródigo en muertes violentas. Algunos centenares de kilómetros más allá de donde apareció muerta Carolina Hogg se cometió otro asesinato. Esta vez fue una joven de 17 años, Susan Renhard, que paseaba por una zona típica de excursionistas.

La policía, conocedora de que la zona suele estar llena de voyeurs, que persiguen escondidos. con equipos de vídeo a las/los excursionistas, hizo un discreto llamamiento a la colaboración. El exanen de uno de estos vídeos mosxó la figura borrosa de un hombre -scondido cerca del lugar donde apareció muerta Susan.

La película fue enviada a las insalaciones de la NASA en Texas para lograr una imagen más clara. Así se descubrió otro hombre acurrucado entre la hierba en una esquina de la instantánea. La policía busca a una mujer, de unos 30 ños, delgada y morena, que estuvo rondando en la misma zona, ara ver si su película arroja alguna luz sobre el misterio de los dos hombres escondidos.

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