La reforma de la peseta

Hago referencia al artículo publicado bajo el título indicado en la tribuna libre de las páginas económicas de EL PAIS, en su edición del 21 de julio, firmado por Luis de Sebastián.Soy francés, residente en España, y puedo aportar mis reflexiones como hombre de la calle sobre el tema, debido a la experiencia francesa: en efecto, el Gobierno del general De Gaulle cambió la unidad monetaria francesa el 28 de diciembre de 1958, creando un nuevo franco o franco pesado, equivalente a 100 de los antiguos. La reforma estaba contemplada como preconiza el señor De Sebastián, es decir, un efecto psicológico que venía a completar una serie de medidas destinadas a mejorar la economía francesa. No tengo datos acerca de los resultados del propio efecto psicológico sobre la economía francesa, pero en cambio recuerdo las reacciones del público, desde los incrédulos que no entendían el interés de cambiar el valor de la moneda, hasta las personas incapaces de asimilar este cambio. Inclusive hubo bastantes engaños por parte de malhechores que hicieron pagar cien veces el importe correcto (pagando 1.000 francos nuevos lo que valía 1.000 francos antiguos).

Respecto a la dificultad de asimilación, muchas personas, generalmente de edad avanzada, siguen hoy todavía contando en francos antiguos... Y se sigue utilizando la ilusión monetaria que indica el señor De Sebastián para dar más importancia a ciertos valores; existe un concurso radiofónico en el cual los premios se anuncian en francos actuales y en céntimos (equivalentes a los francos antiguos).

Por mi parte, creo que, hasta que el Banco de España emita billetes de 50.000 y 100.000 pesetas, el interés de cambiar la unidad monetaria es muy relativo. /