Fin de temporada

La sesión de ayer en los mercados de valores reunía una serie de condiciones que objetivamente permiten calificarla como de fin de temporada. Dentro de la línea de operatividad a corto plazo que viene predominando en las bolsas últimamente, un viernes es el equivalente del apaga y vámonos. Si a esto le unimos la coincidencia en la misma sesión del fin de mes y la del inicio de las vacaciones de la mayoría de los operadores en las grandes instituciones, no es de extrañar el aire de abandono y despedida que se podía respirar en los parqués de los cuatro mercados. Al decir de uno de estos operadores, la bolsa quedaba "resuelta", y en septiembre ya se verá qué pasa. Mientras tanto, el escaso margen de operatividad que van a poder ofrecer los mercados, queda a merced de los pocos que se quedan con la esperanza de hacer los históricos agostillos, que consisten, ni más ni menos, en operaciones relámpago en las que, al igual que sucede en las partidas de mus entre conocidos de toda la vida, se trata de coger al oponente circunstancial por sorpresa.Lo que las sesiones dieron de sí se ha venido repitiendo con una machaconería absoluta desde hace un par de semanas, pero aun así es forzoso detenerse en los matices.

Los valores eléctricos continúan sin despertar el más mínimo interés en los habituales, con lo que asistir a sus corros sin bostezar ostensiblemente significa un esfuerzo que debería figurar en el expediente de apoderados y dependientes en la hoja de los méritos.

Costó mucho trabajo en el mercado madrileño lograr que los títulos de Hidrola no llegasen al 50% camino que parecía irreversible teniendo en cuenta la evolución de los otros tres mercados. Pero al final se logró y el ejemplo se impuso, la verdad es que sin demasiado esfuerzo, a casi todo el sector.

Y como resultaba más sencillo, tanto para compradores como para vendedores, esta solución se impuso en un abundante número de ocasiones a lo largo de la mañana. En las cuatro bolsas se dieron muy pocos casos en los que algún obstinado insistiese en alterar el orden comprando o vendiendo a precios que estuviesen por encima o por debajo de los del día anterior.

Esto resultó válido incluso para los responsables de las instituciones bancarias, que con el mismo saldo global que el día anterior en sus operaciones por caja, optaron por no desentonar con el conjunto. Entre los siete grandes, tan sólo el Hispano rectificó su comentada actuación anterior y recuperó un par de enteros con el beneplácito de los escasos asistentes.

Pero el broche lo pusieron, en el mercado madrileño, los valores que con movimientos más o menos especulativos habían sido los animadores de sesiones anteriores, y en la jornada del jueves se permitieron un golpe de efecto para lograr un final de mes más brillante.

El adelanto de la fecha de la ampliación de Banesto puso la guinda a un pastel que, en general, resultó bastante insípido, como vienen a demostrar las diferencias registradas por los índices generales de los cuatro mercados: variaciones entre 1 y 26 centésimas, dándose la única diferencia positiva en el mercado catalán, en donde las caídas en los precios se dieron fundamentalmente en los derechos de suscripción de dos valores característicos de este mercado que ayer terminaban, prácticamente, su plazo de cotización oficial.