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El Fondo Monetario Internacional exige un férreo plan de estabilización antes de autorizar nuevos créditos a Portugal

El Fondo Monetario Internacional (FMI) exige de Portugal drásticas medidas de estabilización para autorizar nuevos créditos que permitan a Lisboa hacer frente a sus obligaciones financieras internacionales.Al cabo de la primera semana de negociaciones a nivel técnico en Lisboa, el comentario de la parte portuguesa es que las medidas de austeridad que el FMI considera imprescindibles son "aún mucho más duras que lo que se esperaba". Como es práctica habitual, las exigencias del FMI inciden sobre la política monetaria, el gasto público, los salarios y los precios.

En materia de política presupuestaria, parece totalmente insuficiente a los técnicos del Fondo la decisión, ya tomada por el nuevo ministro luso de Economía, de limitar los gastos de los diversos departamentos a los valores nominales inscritos en los presupuestos del Estado de 1983, y que significaba ya una severa disminución, ya que la inflación debe alcanzar este año en Portugal valores muy próximos al 30%.

El FMI quiere una reducción de los valores nominales, de manera que se reduzca el déficit presupuestario desde el 8% hasta el 6% del producto interior bruto (PIB). Además de un control riguroso de la expansión de la masa monetaria en circulación, los negociadores del Fondo pretenden que las autoridades portuguesas intervengan en las negociaciones salariales para mantener los aumentos a tres o cuatro puntos por debajo del nivel de la inflación.

Política de precios

En materia de precios, el Gobierno de Lisboa debe renunciar totalmente a la política de precios subvencionados y aplicar, tanto para los servicios públicos como para los bienes de primera necesidad, precios reales. El FMI no aconseja una nueva devaluación brusca del escudo portugués, pero fija en un 1,5% el tipo de devaluación deslizante (actualmente, el 1 % al mes).En lo que se refiere a las grandes inversiones del Estado y del sector empresarial que controla, únicamente tres sectores, considerados prioritarios, pueden esperar un tratamiento un poco menos restrictivo: los transportes y vías de comunicación, la agricultura y el turismo.

Todos los otros proyectos deben ser anulados o suspendidos, más particularmente en el sector siderúrgico y en la petroquímica. Este conjunto de medidas parece condenar a la economía portuguesa a un crecimiento negativo, del 1% al 2% anuales, durante los 18 meses de vigencia prevista del acuerdo en negociación con el FMI, cuando el ministro portugués de Economía tenía previsto para el mismo período un crecimiento cero.

Falta de confianza

Un alto funcionario del Banco de Portugal no escondía a este periódico su preocupación por la severidad del plan de austeridad que el FMI quiere imponer a Portugal. La recesión que la reducción de los gastos públicos y del consumo intemo puede provocar tendría efectos dramáticos no sólo sobre el empleo, sino también sobre el nivel de vida de los sectores no asalariados de la población portuguesa.Además, para este funcionario del Banco de Portugal, la firmeza del Gobierno en la aplicación de las primeras medidas de austeridad no parece haber tenido el efecto esperado de latigazo psicológico sobre el sector empresarial privado, que se mantiene retraído y sin iniciativa: esta actitud puede revelar que la alegada falta de confianza de los agentes económicos en las garantías del Gobierno era apenas un pretexto para justificar malos hábitos ya antiguos.

Mario Soares reconoce también la dificultad de las decisiones económicas a tomar por el Gobierno: consciente de la necesidad de evitar una "explosión de las tensiones sociales", decía hace días que sus ministros tienen permanentemente "un pie en el acelerador y el otro en el freno". Dos semanas después de anunciar la reducción de las subvenciones estatales para los bancos y los piensos, el Gobierno de Lisboa decidió restablecer una subvención de cinco pesetas por litro de leche para los productores para evitar una verdadera sublevación de los pequeños agricultores del norte y centro de Portugal.

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