Tàpies-Dali
Tàpies se ha enfadado, o al menos ha mostrado su contrariedad por los honores tributados a Dalí y por el montaje de la antológica, que ha sido visitada por tantas personas. Si nos preciamos de demócratas no hagamos ascos ante la masa, aunque el interés de muchos de los que han desfilado por la exposición sea simple curiosidad. ¿Qué esta exposición es desmesurada?. ¿Qué en ella sobran algunas piezas?. Totalmente de acuerdo. Pero es bueno que haya sido organizada sin aquel espíritu como de tardío arrepentimiento que suele estimular las muestras de los cincuentenarios o los centenarios.Me parece absurda esa descalificación de la pintura daliniana basada en antipatías políticas que parece desprenderse del áspero texto de Tàpies, por mucho que diga ser contrario a "mantener el espíritu de guerra civil en nuestra cultura". Tàpies también señala que Dalí no ha hecho escuela, una afirmación sorprendente dentro del arte contemporáneo, donde nadie quiere tener maestros ni discípulos. Sólo con el tiempo sabremos si Dalí y el mismo Tàpies pasarán a la historia, pero de momento dejemos al ampurdanés en paz, que buena falta le hace./ . .
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