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El grupo automovilístico Peugeot proyecta reducir su plantilla en 12.000 personas

El grupo automovilístico Peugeot-Talbot-Citroën (PSA), el segundo gigante francés después de Renault, despedirá seguramente a unos 12.000 empleados para sanear su economía. Este proyecto de la firma, revelado por los sindicatos, ha impresionado en este país, donde no se recuerda un desengrase semejante en el sector. El Gobierno tendría que autorizar el despido. PSA podría amenazar con el cierre y, a medio plazo, dejar sin trabajo a sus 236.000 empleados.

Para el próximo día 21 del presente mes de julio están convocados proyectos de despido colectivo. En Peugeot, 4.000 empleados serían jubilados por anticipado. En Talbot, otros tantos serían licenciados o también jubilados antes de tiempo. La misma fuente sindical asegura que en Citroën se suprimirán 4.500 puestos de trabajo.La dirección de PSA se niega a todo comentario sobre sus proyectos, arguyendo que según la ley debe mantener sigilo absoluto mientras no se reúnan los comités centrales de empresa el próximo día 21. Podría pensarse, según algún informe recogido, que las bajas afectan sólo al personal de la firma que trabaja en Francia (en España tiene unos 20.000 empleados).

Parece ser que la razón que motiva la nueva estrategia de PSA es económica. En los últimos tres años las pérdidas de Peugeot alcanzaron cerca de 6.000 millones de francos (más de 100.000 millones de pesetas).

El grupo automovilistico Peugeot-Talbot-Citroën (PSA), es una empresa privada y no puede, como la estatal Renault, beneficiarse de los créditos oficiales, que tampoco, incluso con el Gobierno socialista, parecen haberse hecho de goma. En un momento determinado, hace algunos meses, se habló de que el presidente del grupo, Jean-Paul Parayre, negociaba con el Gobierno. Incluso se especuló con una posible nacionalización.

Nada de esto último se reveló cierto, y PSA busca dinero para relanzar un negocio que, por otra parte, según los expertos, ofrece posibilidades de rentabilidad futura si se tiene en cuenta que su modernización es un hecho. Por esto último se hablaba insistentemente de que le sobraba personal.

Se recuerda hoy en París el modelo Fial. La firma italiana, en efecto, para conseguir realizar beneficios el año último, después de haber estado al borde de la ruina, despidió a más de 20.000 obreros, para después robotizarse y así encarar la competencia feroz a que obliga la ley del sector. El Gobierno, llegado el caso, tendría que autorizar el despido antedicho.

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