Morir de hambre
Quiero llegar al corazón de no sé quién, no sé cómo. Me estoy muriendo lentamente. Y aunque aparentemente será un problema cardiaco complicado con aparato digestivo y pulmonar quiero decirles que será de hambre. Sí, de hambre. Mi marido, largo tiempo en paro; yo, sin atención médica, ni medicinas, ni alimentos adecuados. No me desespera tanto la muerte como la impotencia absoluta, no saber dónde está el trabajo al que tiene derecho, dónde un corazón que no esté embrutecido por las ansias materiales.Hemos tocado todas las puertas, he derramado todas las lágrimas. Perdimos todas las vergüenzas. He escrito, hace ya tiempo, a la reina doña Soria y al vicepresidente Alfonso Guerra. Silencio. Y mi niño cumple cinco años la próxima semana. /
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